jueves, 16 de junio de 2016

Alcíbiades Enamorado (II)

Ojos Color Ciénaga



Los humanos sólo somos completos con un lado oscuro. Ahí, es el espacio donde habitan los secretos. Ya te deben haber contado que vine a la ciudad, estudié, hice dinero y quizás me queden un par de décadas para vivir. Pero nadie te contó los detalles, ni las razones. Simplemente, enunciaron hechos dispersos de un hombre que no merece ser revelado. Sin embargo, en tu mutismo y ausencia, he logrado comprender que la verdad más que una virtud, es una cuestión de sed, un impulso que de no saciarse lleva a la muerte. 

Había llegado a la ciudad en uno de esos buses destartalados que llaman flotas. En esa época, aunque te cueste creerlo, yo también era hermoso. Mi piel era de un color dorado, mis piernas suaves y de mi cabeza descendían un par de risos. Mi pantaloneta, mis chanclas y mi camisa de esqueleto gritaban a voces que yo era pueblerino. La gente solía tratarme con suficiencia y usaban el arma de la antipatía para convencerse a ellos mismos que eran superiores. Con los años me he aprendido a acoplar a la miseria de esta ciudad y he notado que no es el acento, ni la ropa, lo que delata el origen de alguien. Los jovencitos que llegan a humildes pensiones a menudo traen en sus ojos el color de las ciénagas, cargan pieles algún día bañadas por ríos turbulentos y aunque callen por vergüenza, su aroma habla de caseríos lejanos y estrellas transparentes.

Una tía con el rostro aplastado por la cotidianidad me dio posada. Pero debes saber que en esta ciudad para ese entonces, éramos ratas. Tras un par de meses, me dirigió una mirada de arzobispo y pontificó: "Si sus papás supieran, la semilla que sembraron, se avergonzarían porque cayó entre los espinos". Eso es el destierro. Pero no te confundas, yo a ti no te he expulsado de nuestro paraíso. En cambio tú, has escapado como los soldados romanos cuando pierden una batalla ¿a dónde se ha ido tu mirada azul? Tal vez a Roma.






5 comentarios:

Pitt Tristán dijo...

Todos nacemos completos pero la cultura y la educación nos exigen que sólo expresemos parte de nuestra naturaleza y rechacemos otras partes de nuestro patrimonio. Ese curioso y oscuro bagaje de pensamiento rechazado que nos persigue y nos acosa de forma implacable, esa parte oculta de nosotros mismos que no conseguimos ver o conocer. Aceptar y hacer honor a nuestra propia sombra es una importante misión, porque gracias a ello se desarrolla la consciencia y se alcanza plenitud. Es la experiencia más importante de toda una vida. Para equilibrar nuestro rígido adoctrinamiento cultural, necesitamos trabajar la sombra a diario. La evolución de la consciencia requiere que integremos la sombra.

Vicky dijo...

Pitt,

De niño me gustaban los villanos porque creo que a veces hacen falta para que una historia se desarrolle ¿el villano soy yo, acaso serás tú?

CrisC dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
CrisC dijo...

¿Qué hubiera dicho Sócrates de un Alcibíades feo con la nariz reventada y que, como un refugiado de sí mismo, hubiera sido no un general ateniense sino un meteco allegado a la polis desde tierras bárbaras?

Vicky dijo...

CrisC, tú lo has dicho, feo, meteco y suburbano. Un experto en el arte de disimular pasados. Saludos.