miércoles, 3 de febrero de 2010

Batalla de flores.

El mundo hay días en los que la vida parece de hierro, el aire se vuelve seco y aplasta. El cuerpo tiende a caer, la neblina cubre nuestros pensamientos y el pecho se nos enfría.

Por más de que se luche, se cae y se cae con dolor. Quizás hay otra forma de luchar, una forma más delicada sútil, llena de misterio y preguntas, un camino sin seguridades más que la aventura. Las flores tan frágiles y regaladas, han sido cortadas por siglos, más nunca desaparecidas, son ejemplo del verdadero poder.

Nuestra fragilidad se llena a lo largo de las noches de rocío, crecemos lentamente hasta caer. Para volver a nacer... para nacer de nuevo y entregarnos sin pensar en nada. Entregarnos lentamente al mundo que nos venció, caer levemente hacia la tierra y vencer, vencer como sólo lo hace la mirada femenina del cosmos.

Hay una forma de vencer al hierro, hay una forma de vencer al cuerpo y a la gravedad, se llama influencia, se llama dulzura, se llama sentimientos, por eso las flores caen. Porque tienen la batalla asegurada inclusive después de muertas.

Las estrellas tan chiquitas, tan titilantes, que parecen un susurro. Son titanes, titanes de fuego capaces de alimentar sistemas intergalácticos, eso son las estrellas, titanes que susurra.

Por eso hoy, si has sido derrocado, si perdiste la esperanza. Te invito a susurrar, como los verdaderos titanes.