domingo, 14 de noviembre de 2010

JF

No voy a entrar en detalles de cómo te conocí, porque si de sinceridad se trata, no recuerdo muy bien cómo fue. Diría que era atracción o simplemente admiración lo que sentía por ti, eras tan divertido y era tan fácil hablar contigo que algo en mí hacía que me agradaras demasiado. Eras el mejor amigo de mi hermano, él te apreciaba bastante y como los hermanos menores terminamos siendo influenciados por los mayores... no mentiras, creo que el cariño que te tenía era algo que merecías, a decir verdad, me agradabas bastante. Tu hermano era de mis pocos amigos, lo difícil de la situación es que desaté en más de una ocasión mi crueldad con él, cosa de la cual me arrepiento porque era un ser indefenso. Me gustaba tu casa, tus papás, es más hasta tu empleada era mi amiga, me daba onces y parte de las tortas que les preparaba. Era tanta la confianza que yo tenía que era cuestión de timbrar para saber que yo podía pasar. El olor de tu casa aún lo recuerdo, era extraño, me gustaba hablar contigo e imaginar que me tomabas en serio, tal vez algún día fue así.
Un día te comenzaste a comportar diferente, me decías cosas bastante amigables, me tratabas bien en frente de mi hermano, es más... dijiste algo así como: "eres mi mejor amigo", debo reconocerlo, esperaba por eso muchísimo tiempo, sentía que algunos cohetes explotaban en mi interior. Ese día me sentía muy especial, sobre todo, muy bien. Para subir a mi apartamento mi hermano y tú lo hicieron por ascensor, yo, por escaleras. Tiempo después mi hermano me contó que estabas haciendo todo eso para manipularlo, y en el ascensor le dijiste que yo era tu rehén; con mi otro hermano desde el computador realizamos una llamada, pero nos hicimos los bobos y no contestamos. Me dio tanta vergüenza y miedo, mi hermano a modo de chiste me dijo: "no vas a poder volver a ir a esa casa" después de llamar. Días después, no sé si al otro, vi que tu puerta estaba abierta, intenté entrar pero sonó mucho, me dio tanta pero tanta pena que salí corriendo y tu empleada estaba algo confundida, dijo mi nombre en tono de pregunta, no contesté mientras bajaba las escaleras con miedo en el pecho, luego ella se enfadó, dijo algo así como: "tonto" y cerró. Esas tres cosas mezcladas: la llamada, tus juegos y la puerta hicieron que las palabras de mi hermano el del computador se volvieran realidad: "no vas a poder volver a ir a esa casa". Y así fue, no volví nunca más, salvo un cumpleaños de tu hermano o alguna ocasión que no recuerdo y lo que duró años se acabó. Hace poco cuando ingresé a la universidad coincidencialmente iba en el bus y quien se sentó a mi lado se paró, aprovechaste y te sentaste próximo a mí, intentaste hablar conmigo y yo te respondí como le respondo a pocos, con monosílabos. Hasta hace unos segundos, estabas en mi casa visitando a mi hermano, ya ni siquiera te saludo, creo que eres de las personas de las que más desconfío, algunos pensarán que guardo rencores, no es así, o tal vez sí, quizás simplemente tengo buena memoria.

1 comentario:

JP dijo...

Y todo eso por que "tu hermano te dijo"?

Tus amistades se basan en la interpretación que le da a lo que un tercero te dice?