viernes, 28 de septiembre de 2012

Este escorpión que rodea mi cuerpo y lo inyecta de estrellas. El deseo constante de desnudar la arena y jugar al viento. El horizonte lapislázuli donde construyo mis telarañas, cazo en silencio historias. Correr, siempre correr por esas calles que serpentean sensualmente la ciudad... El exceso de velocidad y las luces halógenas tejen un caos que conduce sólamente a mí.
 
Evoca épocas de antaño el gran dragon que gris se hace llamar séptima... Siete cabezas. Recorro como cualquier mortal... Con ese rostro indiferente mientras las pupilas se congelan en mi mente, finjo ser alguien más; finjo vacío bajo la piel. Mi espíritu se enciende con aromas ajenos y las letanías que rugen tras el velo de esta cotidianidad que aparenta ser constante.
 
Y un día... Un día tienes que saltar, sin miedo, dejarte llevar por el deseo de fugarte a otro mundo ¿qué se yo? A otro lugar. Buscar es tu esencia, el olfato te guiará lejos. Las olas del mar chocan contra tu pecho, ese compás te recuerda que tu esencia es el movimiento. Debes saltar. Con silencio, con sigilo, con fuerza.

3 comentarios:

Elena P.G. dijo...

¡Con decisión!!!!!!!!!!!!!!!!

Garsil dijo...

Buenas... noches...
A veces me pierdo,
no encuentro el retorno.

Vía Morouzos dijo...

Somos un cúmulo de ritmos... TIC-TAC-TIC-TAC... PUMPUM-PUMPUM-PUMPUM... INSPIRA-EXPIRA-INSPIRA... Saltar y ser otro siendo el mismo. Un abrazo, Vicky.