Cosas que veo ahora...
Tendrán que ver vontigo lector?
19. El número diez y nueve; Consejo: "cansancion en la batea, bien gotea, la sonrisa azul macabra, del payaso sigue el rastro inocente, dulce lastro plateado que a una niña inocente conduce si lo quieres encontrar y derrotar piénsalo dos veces (dos es el número de la sensibilidad).
Veo velas y barcos, posbiles viajes. Consejo: "en la cuna que se apoda Cononbia, se encuentra el pueblo razo, vierte entre tus brazos ya aquel tatuaje enmohesido"
Consejo (ya sospechas que eres tú, de hecho lo eres, esto es para ti): Cuneta, en la orilla que se mese en el rio, que se mese y en diciembre mira las estrellas, estrellas que la guían a volar con extraterrestres. Deja el vuelo pero antes desarrollate andante, mira con atencion agudiza la percepción mira la niñez esta vez con los ojos de la nitidez. Timidez implacable.
sábado, 24 de enero de 2009
lunes, 19 de enero de 2009
Cuarenta pasos a una flor I
La última persona que la vio, dijo que se dirigía con violetas en el cabello, en medio de cierta autopista... la misma autopista donde quedaron los nombres de unos enamorados que hace tan solo veine minutos habían conocido el sabor de la soledad.
Venía murmurando, casi que en el silencio de la noche, con la luz intermitente de las luces halógenas. Murmuraba y entre aquellos murmullos la señora sólo le escuchó "Odilón".
La señora tenía el mismo olor característico que sentí en la casa de "la sujeta".
No es por nada, pero desde que tengo memoria la curiosidad me ha embargado, diré embriagado más bien, pero cuando la vi en la floristeria buscando azucenas me causó intriga que se quedara detallándolas, poniendo sus dedos alrededor como si sintiera su energía.
He buscado por seis meses, nada era concreto, sólo supe su nombre por el señor que vendía las flores, me dijo que se llamaba Violeta.
Durante seis meses como los picaflores en las plantas divagué hasta que encontré esa llamada en mi contestador:
-no quiero tener problemas, pero creo que fui la última que la vio-
Durante seis meses lo único que había encontrado era un sencillo peine que después de buscar por toda la ciudad, pude traducir su inscripcción:
"por mí"
era todo lo que llenaba el espacio de dudas inconclusas; después de haber vivido al lado del mar y volver a la ciudad el único evento que me había sacado de la monotonía era este personaje. Un personaje aparentemente sin registro, sin edad, sin familia, sin amigos pero parece que con secretos.
Tomé el frenesí... mejor dicho un taxi, comencé entonces a buscar. Archivos, tiendas, discotecas. Nada. Ningún lugar., nada tenía que ver con Odilón.
Volvía a llamar a la señora que con un tono "media noche" me respondió : AHHHH, buenas noches, con quien hablo.
-hola, soy yo, Shekinara, ¿quería saber si habrá otro lugar donde pueda conseguir información sobre Violeta?-.
-¿Violeta?-
-Sí, la niña sobre la que le pregunté el otro día-
-Se quedó callada y en tono pensativo susurró cariño de rosas-
-¿Eh?-
-La verdad no sé mucho, pero quizás como mamá decía para conocer a alguien tendría que conocer su origen, y ella alguna vez mientras me compraba un producto dijo de forma rápida "extraño el lugar de las rosas",un consejo, siempre fue rara, si quiere cierre esta búsqueda que la gente es antipática y comienzan a sospechar de usted.-
-no importa en todo caso muchas gracias... ¿sabe donde queda el lugar de las rosas?-
-muchacho, no tengo ni idea-
-en todo caso muchas gracias, le agradezco, perdón por despertarla-
-tranquilo, yo también persigo historias, sólo que no con tanto esmero-
-buenas noches-
-buenas noches, suerte-
colgué y el corazón me palpitaba más y más, no lo he dicho todo, en realidad lo que me ha hecho hacer toda esta búsqueda, es que un día de soledad, verás soy huérfano, la ciudad se tornó más fría que nunca y no aguante el llanto, eran los primeros días de enero y en aquella calle a pesar de ser las seis no había nadie. Una voz encantada me preguntó ¿qué te pasa?, era agua en el desierto, una niña de tez blanca y cabello negro, con la mirada firme, inexpresiva quizás, era lo único que existía. El mundo, mi mundo se había tornado histérico, fatigante, lánguido. Y de un momento a otro como salida de la tierra estaba ella, con una flor extraña en su cabello que parecía una orquídea.
No le respondí sólo al abracé y ella a mí, la abracé muy duro y ella me cuidó, duramos mucho tiempo congelados el uno al otro. Pero no me temía. Lloré lo suficiente, lo exageradamente necesario para poder volver a levantarme y decirle gracias. Tenía una expresión triste, como si lo hubiera sentido todo, como si me hubiera metido algodón a base de miel en la boca y se me hubiera derretido en las entrañas. Era tan dulce su actitud... me cuidó hasta la que el sol comenzó a oponerse y sin parpadear me dijo: "todos los caminos te llevan a eso, te llevan al lugar perfecto, esto sólo es un claro en medio del bosque donde floreces pero no te quedarás, tu destino es emigrar hasta que lo encuentres. Yo ya lo encontré una vez", le pregunté en qué consistía ese lugar, dónde quedaba, ella no me contestó nada. Sólo miró el atardecer y sonrió, respiró y me volvió a hablar
-¿cuantos pasos necesitas para llegar a ti?-dijo.
-Quince supongo- intentando romper la seriedad de la pregunta.
-A mí me parece que sólo uno, y lo acabas de dar.-
Me abrazó una última vez, acarició mis cabellos y se fue por la calle, despareciendo con la distancia que nada oculta pero a veces sí parece desvanecer.
Si conocieras a alguien que en medio de tu vida conoce tu lado más frágil y de un momento a otro desaparece ¿lo buscarías?, yo sí.
El corazón me palpitaba la ritmo del aire somnoliento. El aire de la ciudad que entra lentamente a la habitación a decirte de forma explícita "estás anonadado".
Venía murmurando, casi que en el silencio de la noche, con la luz intermitente de las luces halógenas. Murmuraba y entre aquellos murmullos la señora sólo le escuchó "Odilón".
La señora tenía el mismo olor característico que sentí en la casa de "la sujeta".
No es por nada, pero desde que tengo memoria la curiosidad me ha embargado, diré embriagado más bien, pero cuando la vi en la floristeria buscando azucenas me causó intriga que se quedara detallándolas, poniendo sus dedos alrededor como si sintiera su energía.
He buscado por seis meses, nada era concreto, sólo supe su nombre por el señor que vendía las flores, me dijo que se llamaba Violeta.
Durante seis meses como los picaflores en las plantas divagué hasta que encontré esa llamada en mi contestador:
-no quiero tener problemas, pero creo que fui la última que la vio-
Durante seis meses lo único que había encontrado era un sencillo peine que después de buscar por toda la ciudad, pude traducir su inscripcción:
"por mí"
era todo lo que llenaba el espacio de dudas inconclusas; después de haber vivido al lado del mar y volver a la ciudad el único evento que me había sacado de la monotonía era este personaje. Un personaje aparentemente sin registro, sin edad, sin familia, sin amigos pero parece que con secretos.
Tomé el frenesí... mejor dicho un taxi, comencé entonces a buscar. Archivos, tiendas, discotecas. Nada. Ningún lugar., nada tenía que ver con Odilón.
Volvía a llamar a la señora que con un tono "media noche" me respondió : AHHHH, buenas noches, con quien hablo.
-hola, soy yo, Shekinara, ¿quería saber si habrá otro lugar donde pueda conseguir información sobre Violeta?-.
-¿Violeta?-
-Sí, la niña sobre la que le pregunté el otro día-
-Se quedó callada y en tono pensativo susurró cariño de rosas-
-¿Eh?-
-La verdad no sé mucho, pero quizás como mamá decía para conocer a alguien tendría que conocer su origen, y ella alguna vez mientras me compraba un producto dijo de forma rápida "extraño el lugar de las rosas",un consejo, siempre fue rara, si quiere cierre esta búsqueda que la gente es antipática y comienzan a sospechar de usted.-
-no importa en todo caso muchas gracias... ¿sabe donde queda el lugar de las rosas?-
-muchacho, no tengo ni idea-
-en todo caso muchas gracias, le agradezco, perdón por despertarla-
-tranquilo, yo también persigo historias, sólo que no con tanto esmero-
-buenas noches-
-buenas noches, suerte-
colgué y el corazón me palpitaba más y más, no lo he dicho todo, en realidad lo que me ha hecho hacer toda esta búsqueda, es que un día de soledad, verás soy huérfano, la ciudad se tornó más fría que nunca y no aguante el llanto, eran los primeros días de enero y en aquella calle a pesar de ser las seis no había nadie. Una voz encantada me preguntó ¿qué te pasa?, era agua en el desierto, una niña de tez blanca y cabello negro, con la mirada firme, inexpresiva quizás, era lo único que existía. El mundo, mi mundo se había tornado histérico, fatigante, lánguido. Y de un momento a otro como salida de la tierra estaba ella, con una flor extraña en su cabello que parecía una orquídea.
No le respondí sólo al abracé y ella a mí, la abracé muy duro y ella me cuidó, duramos mucho tiempo congelados el uno al otro. Pero no me temía. Lloré lo suficiente, lo exageradamente necesario para poder volver a levantarme y decirle gracias. Tenía una expresión triste, como si lo hubiera sentido todo, como si me hubiera metido algodón a base de miel en la boca y se me hubiera derretido en las entrañas. Era tan dulce su actitud... me cuidó hasta la que el sol comenzó a oponerse y sin parpadear me dijo: "todos los caminos te llevan a eso, te llevan al lugar perfecto, esto sólo es un claro en medio del bosque donde floreces pero no te quedarás, tu destino es emigrar hasta que lo encuentres. Yo ya lo encontré una vez", le pregunté en qué consistía ese lugar, dónde quedaba, ella no me contestó nada. Sólo miró el atardecer y sonrió, respiró y me volvió a hablar
-¿cuantos pasos necesitas para llegar a ti?-dijo.
-Quince supongo- intentando romper la seriedad de la pregunta.
-A mí me parece que sólo uno, y lo acabas de dar.-
Me abrazó una última vez, acarició mis cabellos y se fue por la calle, despareciendo con la distancia que nada oculta pero a veces sí parece desvanecer.
Si conocieras a alguien que en medio de tu vida conoce tu lado más frágil y de un momento a otro desaparece ¿lo buscarías?, yo sí.
El corazón me palpitaba la ritmo del aire somnoliento. El aire de la ciudad que entra lentamente a la habitación a decirte de forma explícita "estás anonadado".
miércoles, 7 de enero de 2009
Premiado por la música
"No me queda nada,
¿que quieres de mí?,
¿qué te da el derecho de hacerme de hacerme sufrir?"
Aquí es cuando verdaderamente uno se enfurece, cuando la lava recorre las venas y confunde, cuando la cabeza pesa y del neuvo el abdomen endurecido por el orgullo, el león que se levanta a defender lo poco que queda mí.
Todos buscamos un pedacito del cielo, pero algunos por "ser buenos" son capaces de tratarte como se les da la gana, meterse en tu vida, no saben nada, sólo tu nombre.
Es una guerra de quien sabe más, de quien maltrata más, de quien es capaz de humillar más al otro, siempre fue así...
Uno recuerda cuando fue inocente, cuando comenzó desde el misterioso cero... y fue igual, no fui yo quien comenzó este tonto juego. Juego sin fin porque ahora llevo un león blanco de luna, prevenido alejado.
Pero tu castigo será que nunca me conocerás, ya cerraste la puerta que hace años te abrí, y me maltrataste como lo hiciste hoy y lo seguirás haciendo, porque sé que en el fondo lo disfrutas, porque lo necesitas para sobrevivir, porque tus sombras seducen tu presente. Jugador de texturas, hijo de polvo, del pasado.
Y así... así es... sé que te seguiré queriendo, seguiré dando.
A pesar de que el mundo entero sea tan estricto con lo que necesita de mí, porque todos quieren algo de mí, porque yo soy el que no da, el que da mal, yo soy el que debe dar, servir.
Muy sencillo, hoy a pesar del ser ilimitado que soy tengo que decir: no me queda nada....
¿que quieres de mí?,
¿qué te da el derecho de hacerme de hacerme sufrir?"
Aquí es cuando verdaderamente uno se enfurece, cuando la lava recorre las venas y confunde, cuando la cabeza pesa y del neuvo el abdomen endurecido por el orgullo, el león que se levanta a defender lo poco que queda mí.
Todos buscamos un pedacito del cielo, pero algunos por "ser buenos" son capaces de tratarte como se les da la gana, meterse en tu vida, no saben nada, sólo tu nombre.
Es una guerra de quien sabe más, de quien maltrata más, de quien es capaz de humillar más al otro, siempre fue así...
Uno recuerda cuando fue inocente, cuando comenzó desde el misterioso cero... y fue igual, no fui yo quien comenzó este tonto juego. Juego sin fin porque ahora llevo un león blanco de luna, prevenido alejado.
Pero tu castigo será que nunca me conocerás, ya cerraste la puerta que hace años te abrí, y me maltrataste como lo hiciste hoy y lo seguirás haciendo, porque sé que en el fondo lo disfrutas, porque lo necesitas para sobrevivir, porque tus sombras seducen tu presente. Jugador de texturas, hijo de polvo, del pasado.
Y así... así es... sé que te seguiré queriendo, seguiré dando.
A pesar de que el mundo entero sea tan estricto con lo que necesita de mí, porque todos quieren algo de mí, porque yo soy el que no da, el que da mal, yo soy el que debe dar, servir.
Muy sencillo, hoy a pesar del ser ilimitado que soy tengo que decir: no me queda nada....
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