domingo, 28 de septiembre de 2014

El Abrazo

Siento miedo a escribir porque a medida que lo hago, siento la huella de tu ausencia. Creo que ni siquiera yo había comprendido tu importancia en mi vida. Ahora sólo quedan buses, montículos de concreto, nubes y más nubes.

Quizás guiado por las intuiciones que nos conectaban, podamos encontrarnos en Santa Fe, Ushuaia o Ámsterdam. De pronto y sin darnos cuenta, al abrazarnos sepamos desde el corazón, que ese momento nos lo debíamos.

¿Cómo agradecer tus ánimos? ¿Cómo pagar de vuelta los comentarios dulces? Amábamos trotar, nadar, la poesía, los idiomas, París, siempre París... Los ángeles...

¿Cómo decirte gracias? ¿Cómo?

Gracias... Gracias por enseñarme a abrir el corazón...

Gracias por la esperanza.

Gracias por el amor.



jueves, 25 de septiembre de 2014

Danza




Si existió otra vida, estoy seguro que bailé.

Sentarme, leer, era impensable en mi niñez: correr, trepar y llorar con la música, el delirio diario.

Quién me conozca y lea, dirá que es imposible; estirarme, pensar, tocar las estrellas y elucubrar caminos a otra galaxia.

Quién me ha visto desde siempre, sabe que tuve que haber danzado...

Con los años mi cuerpo se vuelve tieso.

Mientras tanto, las canciones taladran. Vibran.

Cuando se vaya mi alma, espero se mueva, sin miedo... Sin cárcel.

...


domingo, 21 de septiembre de 2014

Libélula Dragonfy


...

¿Ves huevos en la orilla? Agridulce ribera.

Inundados los ojos, vibra la traición y el cascarón se inflama.

Ninfas en el mar: oceánidas; agresiva fragilidad.


Amplia y muda transformación: psicólogos, médicos, jueces e hijos.

Los embates del aire… París y las flores, Inglaterra y el más allá.


Volver al agua… Mi cuarto huele a rosas.

...

martes, 9 de septiembre de 2014

Coeliquore


Anoche soñé que leía un post tuyo. La foto de tu facebook acompañaba el texto. Hablabas hermoso sobre la vida y con ella en tus manos, te despedías.  Sentí enorme calma, no recuerdo las palabras. No logré terminar el post cuando me levanté: 4:50AM. 

Creo que me decías adiós de una manera grandiosa, tierna y poética. Como tú. He comprado un libro que pienso enviar algún día a tu hermosa familia y otro que te encantaba: "Mujeres que Corren con los Lobos".


Algún día correremos bajo la luna... Hermosa Jacqueline.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Te jalaría de la manga y te diría: "no te vayas".

Libélulas en el parque

Qué ingenuo fui al pensarte eterna...


He vuelto a caminar la ciudad y qué daría por llorar con otros más...

Escuchar anécdotas sobre tu vida,

Ver videos...


Me haces falta, me haces mucha falta... Te amo amiga.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Sendero Sur

Camino al sur te espero con los lobos de Pinkola

¿Me reconocerás? ¿Me dirás hola?

Has dejado este mundo con la luna preñada


Pensé que eras eterna

Tus palabras el confortable beso de la vida

Inteligente, demócrata, graciosa, linda

¿Qué queda en esta tierra?


Por el momento no me siento con fuerzas de escribir...

No, si tú no estás ¿para qué?

No entiendo el porqué

Me has enseñado durante estos años a vivir...

Amiga...

Jacqueline y sus 55

Hace algunos años, a través de la prosa y la poesía conocí a un ser maravilloso. Alguien que logró aceptarme, que no dudó en aplaudir hasta la más floja de mis entradas. Era una mujer guerrera, de la cual nunca supe sus penas y por eso me arrepiento. Me hubiera gustado darle palmaditas y decirle: "estarás bien". Quizás sonreirle y prometerle que mañana sería un mejor día.

Me enseñó el amor a la literatura, el poder de las palabras, el cariño sin restricciones. Ayer en la tarde partió una mariposa que abrió sus alas con fuerza.

Nunca supe que estuviera enferma. No nos concedimos una conversación larga y tendida en la cual comentáramos cuál era nuestro color favorito, nuestro plato... Nuestra vida. Me hubiera gustado conocer Canarias, España, Francia e Inglaterra. Lugares que llenaron tu corazón y la melodía de tus versos. Escribo y sé que no es un buen texto porque todavía me siento confundido.

Puedo decir sin miedo que eras de mis mejores amigas. Nunca pude oír tu voz... Nunca pude reírme contigo y por eso me arrepiento. Quisiera estar cerca, poder consolar a tus hijitos y darte las gracias pero la realidad es injusta y nos arrebata las cosas; nos insiste en que el tiempo es corto.

Nuestra conexión era misteriosa. A menudo en tus crisis o en las mías, solíamos coincidir y esta no fue la excepción. Hace tres semanas comencé a sufrir un trastorno psicótico. Algo inusual en mí... Una depresión que me llevó a una psicóloga. Vi tu blog sin entradas, supuse estabas en vacaciones. Estos días me he levantado angustiado sin saber porqué... A menudo creo que es por mi insatisfacción personal; sin embargo eso no explica la angustia.

Miro tu blog, repaso tu facebook, intento encontrarle sentido y me haces más falta que ayer, más falta que nunca. Tu espíritu demócrata, tu compasión, tu amor por los ángeles y el lenguaje de los olores ¿ahora quién me va a entender? ¿Quién comprenderá de qué hablo cuando digo que los libros son el refugio de los que nos queremos entender? ¿Quién me hablará de una Europa en sintonía con el lenguaje?

La vida puso un océano entre nosotros, que atravesamos a punta de versos, puntos, comas y otros tantos artilugios más. Bogotá no es una buena ciudad para extrañarte, no es un buen lugar para decirte cuánta falta me haces. Siento remordimiento y me pregunto si no di lo suficiente, si quizás no hubiera sido mejor dedicarte más tiempo y romper esta barrera del blog.

Cuánto te extraño... Cuánta falta me haces... Cuántos 55...

Te llevo en el fondo de mi corazón y me pregunto por qué alguien perdido como sigue vivo y por qué alguien fuerte y decidido como tú, nos deja llenos de mariposas.

Te quiero, te amo amiga.

jueves, 4 de septiembre de 2014

El Técnico

El 2 de septiembre de 2014 murió Manuel Honrado. Alrededor de su tumba se congregaban los de siempre: esposas, amantes, hijos, hijas y curiosos. Sin embargo, era inevitable detectar la supremacía numérica de los hombres, ante lo cual, su primer amor pensó: "son ésos amigotes".

El mayor de todos, el sordo, es Felipe. Se conocieron en la compañía de Telégrafos de Bogotá. Se veía como un trabajo importante el de Felipe. Entre sus conocidos le decían "morse". Se distinguía por reconocer a una velocidad increíble, sin errores, una oración escrita en el críptico código. Manuel quería aprender ese extraño lenguaje y superar así su tara con el inglés. Nunca sospecharía que dos años después, la llegada de equipos extranjeros, frustarían su sueño de traducir la lengua de la guerra.

El encorbatado fue un famoso político en las épocas de grandes salones, militares dictadores y amantes medio gordas. Cuando Manuel recibió el cargo, el presidente de Telebom, empresa de telecomunicaciones, le pidió le hiciera una lista de todos los hombres que citaran la palabra "revolución". Durante sus largas jornadas, el traductor, logró capturar "revolcón", "revoltoso" inclusive "revólver" pero nada útil o parecido a su misión. Un día 20 de julio, los sonidos insistentes tradujeron "más allá del arcoiris, nos espera la revolución".

Honrado, frunció el ceño. Invocó a la virgen del Carmen, a la de Chiquinquirá... A la de Lourdes; nada sirvió al final. Decidido se dirigió al despacho del lechero y en tono militar le preguntó "Dígame ¿qué es esto?", le mostró el mensaje. Don Jesús, quien luego se haría un político conservador le respondió: "me es inevitable querer a otro hombre como a mi vida". Manuelito, a quien lo estafaban siempre sus compañeros de colegio, pensó que Jesús hablaba de ser un buen cristiano, que hablaba de una revolución religiosa... Tomó el papel, lo devoró y decidió olvidar

El presidente de Telebom, enfurecido despidió a Manuel: "no nos sirven traductores mudos". Una semana después vino el telégrafo con teclado de letras. Las telecomunicaciones cambiaron en Colombia y el presidente fue despedido. Manuel regresó a su trabajo, como si nada y lo recibieron, como si nada. En este país, la moral de turno, depende del presidente de turno.

El hombre más cerquita a la cabecera, un joven de 25 años, era el que lloraba desconsolado sobre el ataúd. Durante las épocas en que las empresas españolas compraron el sector de telecomunicaciones en Colombia, ya no había máquinas de escribir, traductores de código morse o  sordos pensionados que alguna vez vivieron de Telebom. La tecnología había traído transformadores, plantas eléctricas, baterías, cables y más cables. 

En una compañía china, coincidió Manuel Góngora y Manuel Honrado. Tocayos le decían. Nunca se separaban pero guardaban entre sí un silencio sepulcral. Góngora, obsesionado por imitar a su hermano que logró convertirse en oncólogo, leía sin parar libros sobre la carcinogenesis. Honrado, cansado de la vida y de la explotación de la compañía, hacía los trabajos lo más lento posible. Ambos fracasados hibernaban sobre las estaciones, recostados al lado de torres o percibiendo con melancolía algún aparato... Algún sonido constante que les recordaba que la vida nunca paraba. Disfrutaban no hacer nada, tener tiempo para pensar... Para calmar la locura.

Honrado murió un jueves, el día que nació Góngora. El último se volvería mercader y al final de sus días, recordaría la tarde que una batería les estalló en la cara. No reportaron el accidente, fueron a un hospital y por unos segundos los Manueles sintieron de nuevo que la vida tenía valor, aunque sea por el miedo a perderla.