lunes, 29 de junio de 2015

Edward Hopper- Pintores(1)

Edward Hopper nació el 2 de julio de 1882 en Nyack, Estado de Nueva York, Estados Unidos de América. Caracterizado como uno de los pintores insignes de la unión americana, en sus primeros pasos destacó la búsqueda de lo rígido y las limitaciones en las perspectivas. Algo que no es exclusivo de Norte América, resulta un diálogo compartido con el modernismo.

Reclining Nude (Desnudo Tumbado), aproximadamente 1924-1927


Gas (Gasolina), 1940

Libre de cambios bruscos, el artista tendió hacia una representación protagónica del paisaje norteamericano, en la cual se crearon barreras más definidas entre elementos antagónicos como la oscuridad y la luz, el interior de una habitación y el exterior, los contrastes, entre otros.


Lighthouse Hill (Colina del Faro), 1927
 Una vez la crítica hizo un llamado al análisis y representación pausados y quizás no tan salpimentados de Hopper, con respecto a otros artistas, en la maduración de su propuesta emergió un diálogo entre "la mente" y  "la naturaleza", un estilo que consideraba insuperable la tensión entre los dos conceptos. Destacan las vistas limitadas,  las perspectivas encerradas que incluyen un destello cegador de naturaleza y civilización.

Compartment C, car 193 (Compartimiento C, carro 193), 1938 
En los años cuarenta, la tensión entre la civilización y la naturaleza evoluciona a un lenguaje de signos con tintes psicológicos. Se establecen diálogos simétricos entre los humanos y el exterior; se expresan lenguajes intercambiables; el mundo interior y exterior pueden sobrelaparse: la intervención del exterior y la invasión del interior.






Nighthawks, 1942
La fuerza del realismo de Hopper emerge de la intimidad, de la creación por medio de las ideas y a través de las imágenes, el ejercicio de la memoria, la percepción del mundo por el individuo y su impulso por plasmarlo. Sus imágenes constantemente aluden a la abstracción, la distancia y la exposición de los gestos a las diferentes lecturas. Edward se marchó de este planeta no sin antes dejar "Dos Comediantes" (1965) en la cual dos comediantes con el rostro de Hopper y el de Jo (su esposa) se despiden.

Legó mujeres dialogando con el exterior, voyeristas, seres desprotegidos, ciudades paradógicas en donde reina la vulnerabilidad y la soledad, la calma de un tren, el desasosiego de un cine y las posibilidades detrás de las ventanas. Nos dio distancia para vernos con ojos extraños.

Bibliografía


Renner, R. (1991). Hopper. Köln: Taschen.



domingo, 21 de junio de 2015

Memorias de Adriano - Marguerite Yourcenar (25/50)

"Cuando los dioses ya no existían
y Cristo no había aparecido aún
hubo un momento único
desde Cicerón hasta  Marco Aurelio,
en que sólo estuvo el hombre"
Flaubert



"Memorias de Adriano" de Marguerite Yourcenar fue publicada en enero de 1955. A través de esta novela histórica la autora ganó reconocimiento internacional y dio a conocer su estilo.

La obra fue escrita en primera persona. Se puede afirmar que fue un esfuerzo por hacer decir la verdad a un hombre de poder. Se estructuró en ocho capítulos cuyos títulos son en latín, lengua de los romanos. Fue un intento por transmitir la verdad (o una aproximación a lo que sea que eso signifique) del emperador Adriano, a uno de sus sucesores. 

Se construye un personaje verosímil: un estadista y un hombre. En palabras del narrador, una de sus particularidades consiste en haber ocupado los extremos de la naturaleza humana. Esto hace que su mensaje parta desde la experiencia más que desde las teorías sobre el espíritu y la realidad.

Rico en prosa, con oraciones largas, permite al lector escuchar a un sujeto cuya pasión por la lectura, las artes y las ciencias, permiten decorar los capítulos de una vida, con complejidades propias de un hombre que tiene el poder mientras en el fondo de su ser habita un filósofo vacilante.

Ambientado en la Roma que poseía el Medierráneo, cuyos linderos se habían extendido hasta Britania y Asia, era inevitable que quien la dirigiera tuviera meditaciones sobre la pluralidad de concepciones sobre la existencia. 

La trama inicia en España, en el ambiente provinciano; el emperador describe a los hombres rurales, amantes de las estrellas, poco conectados con los grandes acontecimientos del imperio e ignorantes de los autores reconocidos de la época, de los cuales descendía. Sin embargo, desde la adolescencia el narrador reconoce atracción por el griego y la cultura helena. Un viaje a Atenas, marcaría su aprecio por esa civilización engullida y digerida por Roma, de mármol blanco y estudiantes en búsqueda de la verdad.

Gracias a las conexiones políticas, Adriano logró ser juez del tribunal encargado de los litigios sucesorios que le permitirían comenzar a ser parte de la vida del imperio. Aunque intentó hacer parte de la juventud romana, su acento y sus costumbres lo delataban. Serían los actores quienes le concederían la posibilidad de infiltrarse en aquella sociedad que se creía dueña del mundo.

Como un joven endeudado, participó en las legiones de Trajano, el emperador de la época y lo acompañó en sus conquistas de los partos. Pero notaba que la guerra estaba agotando a la gente. Fueron las campañas de sangre las que le enseñaron qué emperador quería ser y qué había desgastado al imperio al punto de llevarlo a ser casi disfuncional, una ameba incapaz de subsistir sin la dosis diaria de fagocitosis. 

Plotina fue una mujer fundamental para su ascenso a la cabeza de Roma. Esposa de Trajano, con una amistad distante, le demostró una simpatía inmediata al hispano. 

A pesar de la prosperidad de Adriano y coherente con el desprecio de su esposa y suegro, Trajano en sus últimos días no se decidía a a quien elegir para la sucesión. Fue Plotina quién logró la adopción del ibérico y su nombramiento como líder único por encima de sus enemigos. Sin embargo, un aliado de Adriano aniquilaría a algunos adversarios lo cual dejaría al nuevo emperador con las manos limpias y las sospechas de un nombramiento lleno de sangre.

Este capítulo sería el principio de la paz romana, los acuerdos con los bárbaros, el reconocimiento de Asia, el fin de la guerra, la construcción de prósperas ciudades, los experimentos de sociedades agrícolas eficientes, la inversión en acueductos, la formación de servidores públicos trasparentes y sobretodo, el desplazamiento del emperador por los confines de la Roma centrada en la ciudad, a veces desconocedora de sus límites.

Protegido por los cielos, Adriano hubo de ver a un adolescente amado perecer en el Nilo. Antínoo era uno de sus servidores, el más amado quizás. Trágicamente murió ahogado. Fue objeto de cultos, de la fundación de una ciudad y el establecimiento de un lugar entre las deidades; hechizó el corazón del emperador aún cuando la memoria comenzaba a disolverse. Sería una cicatriz que cargaría hasta el final de sus días y que le permitiría decantar la esencia volátil e imprevista de la vida.

El sometimiento de Israel fue la oportunidad de hacerse a otra victoria y el principio de algo desconocido: la desfortuna. En esa campaña los síntomas de una extraña enfermedad comenzaron a manifestarse. Fue la batalla contra los rígidos judíos que despreciaban todo signo de pluralidad mitológica, lo que lo hizo meditar seriamente sobre el porvenir de la humanidad, la perpetuidad de la cultura grecolatina y la suya misma. 

Su impaciencia, sus síntomas de vejez y su debilidad lo exasperaban; sin embargo, haberse sabido humano toda la vida como para usar pragmáticamente el poder, le permitió reconocerse como tal y pensar en un sucesor. Lucio parecía reunir todas las cualidades a pesar de su juventud, procedió correctamente como gobernador y fue resistente a la dura disciplina de Adriano. Mas una enfermedad fue el medio en el que el destino le arrebataría un sucesor al emperador que parecía tener a las estrellas de su lado.

Adriano encontró en el senado al hombre que buscaba, "al filósofo" que cumpliera el sueño de Sócrates. Junto con él, Lucio Vero fueron adoptados lo cual permitió al emperador extender sus tentáculos y establecer la Roma soñada.

Deseoso del suicidio, aprendió de los achaques la paciencia. Finalizó su libro rendido en cuerpo pero lleno de una energía interior que le permitiría vivir mil vidas.

Lo considero una novela soberbia, de prosa florida, con un narrador culto. Lo que más me llamó la atención de la obra fue la reconstrucción de una Roma centrada en las tribulaciones del hombre, apasionada por la arquitectura, sincera con las pasiones y entregada a pragmatismos que revelan el ejercicio de algunos estadistas, unos pocos buenos.


Vale la pena traer colación los países que fueron participantes activos de la crisis europea: Portugal, Italia, Grecia y España. Esto me hace meditar, especialmente en días en los que los helenos podrían separarse de la Unión Europea. Me hace pensar que los que se consideraban en una época remota el centro del mundo, hoy son vistos por los países del norte como la nueva periferia.

lunes, 8 de junio de 2015

Cuentos Orientales - Marguerite Yourcenar (24/50)



Publicado originalmente en 1938, Cuentos Orientales es un compilado de once (11) historias inspiradas en el Oriente.

Wang Fô enseña la mística de la pintura, la dualidad de la belleza, el poder de la creatividad. El héroe balcánico, repleto de crueldad y de pasiones masculinas invoca nuevas ópticas frente al amor. La maternidad  dolorosa y mística que emerge en medio de la resistencia refleja sus matices y entereza en "La Leche de la Muerte". Un amor magnánime, fallido y ciego es representado en "El Último Amor del Príncipe". 

Imbéciles que siguen a las nereidas, ninfas que se vuelven golondrinas, un ser con cabeza de diosa y cuerpo de prostituta, ancianos invencibles constituyen un libro que pretendía con una prosa florida, dibujar los parajes orientales. El lejano oriente y sus emperadores, India y sus sabios, los Balcanes y la resistancia a Turquía, son algunos de los puntos que constituyen el cuerpo del libro.

Creo que la fuerza de un escritor se ve reflejada inicialmente en sus cuentos y luego en su obra maestra. Sin duda alguna, Marguerite fue una gran creadora.

domingo, 7 de junio de 2015

El Abrazo de la Serpiente - Películas (1)



El Abrazo de la Serpiente, llegó a mi vida por un amigo, que trabajó en su producción. Podía ver sus fotos en Vaupés y sentir envidia. De la buena o de la mala, sé que era envidia porque su vida tenía propósito. La mía, traviesa, andariega y algo torpe, aún lo busca.

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El Abrazo de la Serpiente se desarrolla en dos tiempos: a principios y mediados del siglo XX.

Theodor Koch-Grunberg es un científico interesado en las comunidades indígenas. Es la época del caucho, los colonos y los europeos están enloquecidos por obtenerlo: matan, esclavizan y mutilan indígenas. Theodor debe llegar donde una tribu para conseguir el yakruna porque está enfermo y esa planta es lo único que lo puede curar.

Su compañero de viaje, antiguo servidor de los buscadores del caucho, ayuda a convencer a Karamatake de indicar el camino.

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Durante las noches son comunes los viajes oníricos invocados por las plantas. Son inmanentes el jaguar y la serpiente. La crueldad del hombre blanco, su estupidez y su miseria, son magnificados.

Y yo no hice más que pensar en mi abuelo materno...

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Richard Evan está buscando la yakruna porque no puede soñar. Sin embargo, su verdadero objetivo es el caucho. Necesita llevarle a los norteamericanos, una sustancia de alta calidad para ganar la guerra. Karmatake lo guía a la cima de Mavicure. 

Confeso el usurpador anglosajón, Karamatake ha comprendido que su misión no era enseñar a su tribu. Consitía en enseñar a los blancos el secreto de la serpiente.

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Belisario Góngora, que tenía apellido de virrey y manos de campesino, fue el que me enseñó a mirar con cariño las estrellas. Tendidos bajo una maca, me contaba de los borugos y la noche. Pude cuidarlo en sus últimos días y es algo que agradeceré siempre. Durante su enfermedad, se sentaba en mi apartamento, que quedaba en un sexto piso y miraba con compasión a mis vecinos. Decía que estaban en una cárcel.

Tal vez por eso enloquezco con frecuencia, porque soy en parte blanco y por eso soporto la ciudad. Pero también soy negro y soy indígena, también toco la marimba, lanzo flechas con el veneno de la papaya, también añoro el Orinoco y necesito del respirar del jaguar, del sueño tranquilo que sólo dan las estrellas.