La última persona que la vio, dijo que se dirigía con violetas en el cabello, en medio de cierta autopista... la misma autopista donde quedaron los nombres de unos enamorados que hace tan solo veine minutos habían conocido el sabor de la soledad.
Venía murmurando, casi que en el silencio de la noche, con la luz intermitente de las luces halógenas. Murmuraba y entre aquellos murmullos la señora sólo le escuchó "Odilón".
La señora tenía el mismo olor característico que sentí en la casa de "la sujeta".
No es por nada, pero desde que tengo memoria la curiosidad me ha embargado, diré embriagado más bien, pero cuando la vi en la floristeria buscando azucenas me causó intriga que se quedara detallándolas, poniendo sus dedos alrededor como si sintiera su energía.
He buscado por seis meses, nada era concreto, sólo supe su nombre por el señor que vendía las flores, me dijo que se llamaba Violeta.
Durante seis meses como los picaflores en las plantas divagué hasta que encontré esa llamada en mi contestador:
-no quiero tener problemas, pero creo que fui la última que la vio-
Durante seis meses lo único que había encontrado era un sencillo peine que después de buscar por toda la ciudad, pude traducir su inscripcción:
"por mí"
era todo lo que llenaba el espacio de dudas inconclusas; después de haber vivido al lado del mar y volver a la ciudad el único evento que me había sacado de la monotonía era este personaje. Un personaje aparentemente sin registro, sin edad, sin familia, sin amigos pero parece que con secretos.
Tomé el frenesí... mejor dicho un taxi, comencé entonces a buscar. Archivos, tiendas, discotecas. Nada. Ningún lugar., nada tenía que ver con Odilón.
Volvía a llamar a la señora que con un tono "media noche" me respondió : AHHHH, buenas noches, con quien hablo.
-hola, soy yo, Shekinara, ¿quería saber si habrá otro lugar donde pueda conseguir información sobre Violeta?-.
-¿Violeta?-
-Sí, la niña sobre la que le pregunté el otro día-
-Se quedó callada y en tono pensativo susurró cariño de rosas-
-¿Eh?-
-La verdad no sé mucho, pero quizás como mamá decía para conocer a alguien tendría que conocer su origen, y ella alguna vez mientras me compraba un producto dijo de forma rápida "extraño el lugar de las rosas",un consejo, siempre fue rara, si quiere cierre esta búsqueda que la gente es antipática y comienzan a sospechar de usted.-
-no importa en todo caso muchas gracias... ¿sabe donde queda el lugar de las rosas?-
-muchacho, no tengo ni idea-
-en todo caso muchas gracias, le agradezco, perdón por despertarla-
-tranquilo, yo también persigo historias, sólo que no con tanto esmero-
-buenas noches-
-buenas noches, suerte-
colgué y el corazón me palpitaba más y más, no lo he dicho todo, en realidad lo que me ha hecho hacer toda esta búsqueda, es que un día de soledad, verás soy huérfano, la ciudad se tornó más fría que nunca y no aguante el llanto, eran los primeros días de enero y en aquella calle a pesar de ser las seis no había nadie. Una voz encantada me preguntó ¿qué te pasa?, era agua en el desierto, una niña de tez blanca y cabello negro, con la mirada firme, inexpresiva quizás, era lo único que existía. El mundo, mi mundo se había tornado histérico, fatigante, lánguido. Y de un momento a otro como salida de la tierra estaba ella, con una flor extraña en su cabello que parecía una orquídea.
No le respondí sólo al abracé y ella a mí, la abracé muy duro y ella me cuidó, duramos mucho tiempo congelados el uno al otro. Pero no me temía. Lloré lo suficiente, lo exageradamente necesario para poder volver a levantarme y decirle gracias. Tenía una expresión triste, como si lo hubiera sentido todo, como si me hubiera metido algodón a base de miel en la boca y se me hubiera derretido en las entrañas. Era tan dulce su actitud... me cuidó hasta la que el sol comenzó a oponerse y sin parpadear me dijo: "todos los caminos te llevan a eso, te llevan al lugar perfecto, esto sólo es un claro en medio del bosque donde floreces pero no te quedarás, tu destino es emigrar hasta que lo encuentres. Yo ya lo encontré una vez", le pregunté en qué consistía ese lugar, dónde quedaba, ella no me contestó nada. Sólo miró el atardecer y sonrió, respiró y me volvió a hablar
-¿cuantos pasos necesitas para llegar a ti?-dijo.
-Quince supongo- intentando romper la seriedad de la pregunta.
-A mí me parece que sólo uno, y lo acabas de dar.-
Me abrazó una última vez, acarició mis cabellos y se fue por la calle, despareciendo con la distancia que nada oculta pero a veces sí parece desvanecer.
Si conocieras a alguien que en medio de tu vida conoce tu lado más frágil y de un momento a otro desaparece ¿lo buscarías?, yo sí.
El corazón me palpitaba la ritmo del aire somnoliento. El aire de la ciudad que entra lentamente a la habitación a decirte de forma explícita "estás anonadado".
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3 comentarios:
es linddo saber que algunas cosas están a un paso.... no como decía el hada de la pelicula "a una lagrima de distancia"....
no quiero más lágrimas
... en tu ultimo comentario me encanto aquello de "si no tienes nada no puedes tener menos..."
Lo he apuntado en la libreta de frases para recordar con el subtitulo de Vicky
Besitos desde mi lejana galaxia
Wao
Me siento tan honrado que una señora me comente y comparta mi espacio como tu lo has hecho.
Eres bienvenida... y de seguro mi armadura nunca se oxidará... por que no hay armadura de metal... lo que no implica que no exista jajajaja.
Muchas gracias por tu comentario...
El Joker (A sus pies)
"Me abrazó una última vez, acarició mis cabellos y se fue por la calle, despareciendo con la distancia que nada oculta pero a veces sí parece desvanecer" ¿Cómo haces para condensar tanta belleza en estas pocas lineas?
Un abrazo
Quike
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