Hace algún tiempo, quizás ayer... vivía un gato que se llamaba Ícaro.
Aquel gato en las noches siempre veía la luna, danzaba con su luz a media noche entre recuerdos y memorias de un futuro imposible. El gato la miraba atento, sus pupilas se cerraban acariciando aquel blanco lunar.
Todas las noches se levantaba como un sonámbulo del deseo a ver la luna.
Comenzó a preguntarse cómo sería el otro lado de la luna, el gato pot supuesto ya aprecía estar enamorado. EL otro lado... nunca lo veía. Lo intentaba pero nunca lo podía ver.
Viajó por muchos lugares buscando el otro lado, pero no encontró nada. Sólo veía el mismo lado de la luna.
Su mamá que se llamaba Arenita le había contado que el otro lado de la luna tenía el rostro de la misma, habían muchas historias alrededor del otro lado, sin embargo a Ícaro sólo lo llenaría verlo.
Cruzó mares, cruzó tinieblas, cruzó el tiempo y la historia buscando ese lado... el lado oculto de la luna pero encontró el mismo lado.
Él quería amar a la luna en su totalidad, pero sólo podía ver uno de sus lados.
Al final rendido y abatido, aceptó la propuesta que el viento le había hecho muchas veces cada noche cuando se asomaba a ver la luna.
Consistía en entregarse por completo al viento.
El pobre gato resignado, se entregó al viento... por completo, esfumándose en la brisa... el viento se lo llevó.
Los lugares donde su presencia era obvia , ya no lo tenían.
El gatico abrió los ojos llenos de lágrimas por su última sentencia, y estaba en un lugar oscuro... muy oscuro por el momento.
Cada lágrima, cada instante, todo se iba en cada lágrima.
El gato resginado y desconsolado dejó de llorar, pero se sintió intrigado cuando encontró a alguien más llorando.
Este ser lloraba tan desconsoladamente como él.
El gato se le acercó y vio a un ser hermosísimo, derramando lágrimas, era tan hermoso que el gato olvidó a la luna y se quedó pasmado sintiendo un amor completo.
El gato le preguntó: ¿por qué lloras?
Y el ser le contestó:
-Hace un tiempo sentí un amor muy grande, sentí que alguien me amaba cada noche, cada instante... era un amor fuerte que salía disparado a mi ser... pero nunca lo pude ver... era un ser que según el viento era tan lindo como tú, de hecho era un gato... tan amoroso como tú. Una vez le pedí al viento que lo trajera pero el viento me dijo que él siempre le decía que no y se quedaba viendo. Pero esta noche ya no siento su amor al otro lado de mi ser...
EL gato aún consternado se dio cuenta que el ser con quien hablaba era la luna...
Y la luna al enterarse se consternó aún más.
Por fin el gato amo de forma completa. Y la luna de forma completa también.
Y el otro lado de la luna se iluminó con la alegría de ambos.
Y aquel gato gracias a la resginación, llegó al lugar donde siempre anheló estar.
De vez en cuando Arenita salta a visitarlos, en medio de ese amor que por fin es más que un amor de luna llena, es amor de luna completa.
¿Fin?
2 comentarios:
Pregunta...
Eso de dejarse llevar por el viento si funciona?
Y no hablo del Gato... hablo de la vida real... si sirve?...si es saludable?
A sus pies... mis letras
Todos tenemos un lado oscuro en el corazón, una parte que no dejamos ver totalmente hasta que creemos estar completamente seguros que una personita (que podría llamarse Ícaro como el gatito) es capaz de seguir mirándonos de igual forma mientras nos besa esa parte escondida del alma.
Fantástica historia.
Bss.
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