lunes, 24 de agosto de 2009

Recorrido.

Caminando entre dunas el hombre levanta la cabeza y encuentra sus sombras,
desdibuja su cabello absorto devora las entrañas,
absorto incrusta su pasado.

¿Todo para qué? decía la madrugada, decía el sol en la mañana... ¿para qué?... contarse a uno mismo viene cargado de miles de universos, cargado de compasión y paraísos secos, llenos muchas veces de dolor. Todo... todo... ¿todo para qué?...

El mundo humano recorre bosques grises, de presiones, de dolores, de ojos tristes.
Simbiosis tan absurda, tan triste, tan vencida, cual ángel perdido que recorre la ciudad.
Los carros avanzan, la gente hace silencio, todo se ve tan serio, tan adulto, tan real... que da miedo. Da miedo vivir entre humanos, asusta sonreir, asusta existir, asusta el color, escondiendo la cabeza lentamente se encuentras los restos del deseado, de quien fuiste, de quien aparentaste ser. Buscando certezas, buscando refugios en un mundo que cambia como una centrífuga celosa de lo que la circunda. Callar a veces no tiene sentido, callar a veces es llorar en silencio, es perder la esperanza, es cortar las arterias, es silenciar el alma, los gritos, los susurros, las historias con las que ha quedado marcada el alba, las paredes, el amanecer en lugares solitarios, el atardecer en rincones desconocidos de ladrillo.

Comprender que estoy vivo, entender que a veces me muero y que tengo tres opciones dos en realidad, estar muerto en vida, vivir simplemente, o vivir en otro plano.

Mi caminante del desierto, el oasis está cerca.

jueves, 20 de agosto de 2009

A Vicky

Nunca pensaría que le escribiría a Vicky. Al comienzo no te valoré mucho, no te lo negaré, para mí sólo eras un canal, eras un medio, para mí, eras ese rincón enigmático que todos guardamos para plantar una flor y dejarla crecer. Créeme me cuesta hacer esta carta, y requiere mucho esfuerzo plasmarla. Tú, no eras más que una anciana, que tal vez nació en mis eternas tardes de magia, de mi mundo secreto. Comencé a explorar contigo, el abrir la cajita de sueños al mundo, un mundo que como me has hecho ver necesita mucho del agua de la magia, de la dulzura, del corazón, de las emociones, de la sinceridad... todos parecen valores muy simples, es más parecen eso valores, que generalmente son aburridos, quietos y poco sinceros.

Al comienzo, pensé que serías sólo mi instrumento, y como un dios, puse muchas sendas, la diferencia, es que a pesar de ser un dios, tú y yo caminábamos juntos sin mentirnos, tal vez me era fácil pensar que yo quedaría en un estado intacto con o sin ti, que serías tú la única que dependería de mí, poco a poco, fui entendiendo que no naciste esa tarde. Comprendí que llegaste como el principito, la diferencia es que llegaste, para nunca irte.

Que bonito es descubrir que somos ignorantes ante lo genuino de la realidad, porque algo que he aprendido conmigo, con Vicky, es que la fantasía nunca podrá igualar en magia a la realidad. Ahora siento que en este nuevo mundo, tú y yo caminamos, pero me comienzas a levantar con la fuerza, esa extraña fuerza que provoca a los más incautos.

Me has enseñado algo de realeza, de majestuosidad, me has enseñado de los corazones de león y las verdaderas coronas. Porque un verdadero rey, siente como el más débil de sus mendigos, un verdadero rey suele ser anónimo, un verdadero rey tal vez no tiene certezas... tal vez su única certeza es su corazón.

Los reyes no necesitan castillo, su entorno siempre será un castillo.

Me has enseñado a caminar al retornorno a fluir con las hojas, mi querida Vicky, sabes que es absurdo escrbiri de primera a segunda persona en este caso, pero en esta época en la que he vuelto a llorar, a querer escapar, tal vez estás tú ahí, sin más, diciendome que me equivoqué de mundo. Sólo en tu sueño podré retornar a mi hogar, y cogidos de la mano como un sólo ser retornaremos, siendo tú y yo el retorno.

Gracias... no puedo decir más.

lunes, 3 de agosto de 2009

Flores rojas

Hojas de otoño caían, pero ella se sostenía... las demás hojas en la danza el viento caían, caían con el sonido de la tarde, de la mañana, del sol... con el sonido del solsisticio de verano. Ni siquiera el propio árbol entendía porque susodicha hoja se negaba a caer a su libertad. Libertad que las demás hojas anhelaban desde su verdor.

Los hecho sucedieron así, pobre hojita, la primavera anterior se abrió al mundo sin miedos, de color verde para sentir a sangre de la vida, para ser las manos de la tierra. Las flores crecían, todo estaba lleno de color, de felicidad, todo parecía tan perfecto, que era imposible adjudicarle algún adjetivo conocido. Los niños jugaban en el río, y ella era una hoja, sólo eso, una hoja verde, única y valiosa, única y feliz.

Una mañana cuando la hoja levantó su atención, se dio cuenta que ya no había tantas mariposas, tantos picaflores, los niños ya no jugaban y lo hoja se entristeció. Buscó miles de respuestas y el árbol le contestó: lo han dicho muchos y te lo digo hoy, como es día es noche, como es arriba es abajo, como es adentro es afuera y como es muerte es vida.

La hoja cayó en un estado de profunda melancolía, sus lagrimitas hicieron preocupar a las raices, de repente, como en el mundo de las raices los rumores corren rapidamente, un puntico diminuto comenzó a elevarse, tan rojo como la primavera, tan rojo como el atardecer con un zumbido que recordaba las risas de los niños, se posó justo en la hojita.

-¿Por qué lloras?-dijo el puntico.
-¿quien eres?- preguntó la hojita.
-soy una mariquita...-
-una mariquita, nunca había oído mencionar tu nombre-
-verás las mariquitas somos diminutas, no tan populares como las majestuosas abjeas, como las guerreras hormigas, pero sé que lloras porque se acabó la primavera, entonces te quiero proponer un trato.-
-¿un trato? a ver dime rápido de ¿qué se trata?-
-puedo mantener la primavera para ti...-
-ehhh ¿cómo?-
-mira mi color conmigo no te olvidarás de los atardeceres, de las flores silvestres, conmigo a tu lado no olvidarás la sensación de vergüenza y sobretodo no olvidarás el amor-
La hoja supo en ese instante que bajo cualquier circunstancia debía aceptar.

-A cambio tú mi querida hoja, debes no caer-
-¿me voy a caer?-
-llegará el momento en el que yo duerma sobre tu piel, para despertar de nuevo, pare recordarte la primavera, pero para ello no deberás caer, porque si caes no podré despertar y engendrare´el sueño eterno-

Muy apresurada la hojita aceptó sin saber lo que significaría tal afirmación. Cada día que pasaba era más feliz la hoja, por alguna razón no tan fresca ni tan suave, pero tan feliz esperaba que su puntico rojo se posara a abrir sus alas y contarle algún cuento de hadas.

Mientras tanto el tiempo pasó, y el tiempo... el tiempo a veces se lleva consigo lo que desea tomar.

Aquella tarde la mariquita cansada le dijo: es hora de dormir. Cayó en sueño profundo, un sueño tan transversal que hasta las sirenas con su música se impresionarían de tal sueño.

La hojita esperó segura, pero con el tiempo se comenzó a volver roja, muy roja, tan roja qu ya no se distinguía de la mariquita, al comienzo sonrió. Pero subitamente entristeció cuando una de sus hermanas comenzó a caer, tendida en el piso dijo: destino, otra hojita cayó y dijo: ciclo... fueron cayendo antes de caer por completo escuchó la voz de una de sus hermanas más cercanas, fue más bien un susurro: amor...

La hoja en vez de sentirse fuerte, se conmocionó tanto que cayó al piso, con la tortura de haber dejado morir a su compañera.

En la tierra ambas murieron, pero sin querer un día asomó la mirada, y se dio cuenta que ahora era roja, sin ser otoño, ella era roja.

Escuchó la voz de mariquita-hola-
la hoja sólo pudo resistirse, resistirse a creerlo...
y mariquita sólo le dijo, la muerte sólo une lo que siempre ha estado unido. El otoño los devolvió a la tierra, pero la primavera, los retorno a soñar. A vivir...


sábado, 1 de agosto de 2009

El camino del...

Cuando no te queda esperanza, cuando la vida hace los caminos cortos, cuando los cuentos de terror se vuelven profecía, cuando lo presientes, cuando tu corazón de cristal se rompe...

En esa ocasión cualquiera que viera vería a un niño mirando las nubes, nadie sabría que pasaba, ni siquiera estas palabras entenderían.

Y es hay historias que no se cuentan, que están al tacto, a un metro de distancia, que están en las paredes en los zapatos, que están en los caminos, que están en el aire, contaminado o no pero al fin y al cabo aire. Hay historias que no se preguntan, hay historias que se lloran con cobijas, hay historias donde se susurra, hay historias donde hay sueños, hay lágrimas que son verdaderas y hay gente que siente de verdad... parece que todos.

Esa tensión de vivir, esa locura que acompaña la frustración, la misma locura que acompaña a los fracasados, a los héroes, a los santos, a los atardeceres.

La vida, vida, vida y duele el corazón cuando dices esta palabra y simplemente callas, vida... duele tanto vivir. Duele sentir. Duele creer... pero que bien se siente, se siente tan bien a veces que en la mañanas frescas en las tardes tranquilas, acompañadas de una sonrisa reivindican tantos desastres.

El cansancio, y esa lucecita que como hada madrina, esa lucecita que te saca de tu espanto, que mientras lloras de fatiga en medio del bosque de la vida con una nota grave seduce tu escepticismo, seduce tus sentidos, y guía a un ciego... un ciego pastor que guía los pensamientos a través del aire, del mismo que devoró el tiempo, áquel que se llevó tantos suspiros, de repente miramos a nuestro alrededor y también hay historias, de odio, de amor, de lo que sea... al fin y al cabo historias, seres que existen que deambulan por las experiencias deslizándose en la vida, comiendo sus palabras, seres que escuchan, seres que tocan, seres simplemente viviendo.

De nuevo la locura, guía fiel del perdido... de nuevo el espanto, acompañante del destrozado, se devuelven a la tierra, se clavan hasta el alma, y susrran nuevos caminos. Caminos arrogantos, unos tantos prometedores, caminos, caminos que no terminan, interminables en sí mismos.

La luz se apaga, y el mismo ser que miraba a las nubes se apaga, ese suspenso que acompaña as malas noticias toma el estómago lo apuñala, lo devora, para luego dejarlo agonizar, agonizar un buen rato, para algunos les toma una vida. Pero hay esperanza... y en ella... por qué? por qué? algo de alegría... la vida y la muerte no se han dado cuenta que la ilusión les ganó la partida tanto que les da una eternidad de ventaja.

Ventaja, ventajas le has dado al cielo, para rendirte, hoy no, hoy no, sería algo impropio, no te levantarás, no caminarás, no hablarás, no escucharás, no sentirás, hoy te ahogarás en un tunel al fondo de este planeta llamado yo, lleno de dudas, lleno de certezas, que no son más que dudas.

La miel recorre cada grano de existencia, las huellas se llenan de neón, cada día te metes en lo más profundo de este aceite oscuro llamado decepción, no lo digas, sé que a veces duele el presente, duele un presente pasado, duele recordar, duele no hacerlo, duele llorar, duele no hacerlo, duele secarse, duele más no intentarlo, duele caer como hoja de otoño, pero duele más ser peremne.

Hoy las hojas caerán, hoy anochecerá, hoy habrá muerte, hoy habrá decepción. Ilusión sorprendida intentará ofrecerte todo, pero se acabó el mar está seco, seco porque alguien lo ha bebido para poder llorar, para poder volar... para poder con la dignidad del sacrificado, con la dignidad del sucio fuego que asota las calderas del alma.

Llamarán a tu puerta, el sabio y el mendigo, abrirá tu sombra, tal vez un relejo, tal vez un recuerdo ajeno. Abrirán la puerta quienes eras y nunca supiste ser... abrirán la puerta con benia llena de soledad y tristeza... como pavos reales entrarán todas las cosas de tu vida. Envolverán la habitación, y la mancha negra que eres se desplazará lejos, muy lejos, a un lugar llamado cercanía y en volúmenes de enciclopedia coserás tu nombre, reemplazarás la nada, y egoísta el todo sin comprenderte enviará jurados.

Todo está perdido, ni siquiera la muerte supera esto.

Llega la pequeña lucecita, con su nota grave... muy grave, merodeando por ahí, pareciera que somos su habitat... merodeando siempre. Contienes la respiración y no sabes, no entiendes... si traicionar lo que ahora eres... o de nuevo seguir...