Mientras caminaba como de costumbre, por ese caminito verde lleno de árboles, dos picaflores estaban muy cerca, el uno del otro. Siempre camino a gran velocidad, a veces caculo demasiado el tiempo. Esta vez me detuve, quería verlos, quería contemplarlos, el tiempo se rompió y algo mínimo pero grande destruyó mi día a día. No sé si peleaban o se amaban, era tal la emoción que cargaban que a veces chocaban sus alas y permitían que yo estuviera muy cerca de ellos. Recordé entonces el animal de mi signo: el picaflor... muchos aleteos para poder estar en pie. Diría un amigo, el desequilibrio celestial.
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1 comentario:
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