viernes, 24 de junio de 2011

La madre saltamontes

Entre los matorrales lloraba desconsolada la niña bajo el hechizo de las estrellas, cuando de repente, entre el titilar de los astros y la suave caricia del viento, habló la madre saltamontes:



"lo que te voy a decir, probablemente no te lo enseñen en un colegio, o quizás... En ninguna institución educativa. Parece paradógico pero aún falta tiempo para que el humano 'estudie la vida'. Me haré un poco más cerca de ti, para que puedas sentir mi voz... Entonces, entonces... Entonces no estarás sola.



Sé que lloras porque no hay otra salida, porque cuando alguien muere es como si toda la luz del mundo hubiera sido devorada por un espíritu malévolo. Es cuando tu barriguita se llena de sensaciones de angustia, tu corazón quebrado y tus mejillas húmedas. Y tienes razón en pensar que todo se acabó, después de todo ¿dónde quedaron esas caricias que nos dio nuestro ser amado? ¿Dónde se esconden esas sonrisas y esa mirada llena de amor? Te sientes abandonada... Pero el mensaje que te vengo a dar es tan sencillo y al mismo tiempo tan difícil de entender: no estás sola.



Allá, muy arriba donde titilan las estrellas, también hay seres que 'desaparecen', quizás así es como la especie humana está acostumbrada a llamar al cambio de forma. Sin embargo, si pusieran más atención (y sé que es difícil hacerlo) se darían cuenta que las palabras correctas tal vez sean: cambio o transición; muerte y nacimiento son sustantivos que acompañan sus vidas, que los atormentan en su adolescencia, que los torturan en la noche y mira... Los hacen llorar sin consuelo. Por eso yo, un simple saltamontes soy tan grande... Porque he comprendido algo inmensamente fuerte: la vida nunca acaba.



¿Has notado las miradas en esos retratos?¿Las mariposas azules?¿Las cautivadoras señales que acechan en silencio? Como te dije, cambia todo pero nunca muere, esa palabra es absurda inclusive para aquellos que ustedes denominan 'físicos'; en las noches, cuando paras de llorar y un aroma cautivador entra a tu habitación, sientes como un calor recorre tu mejilla... Entonces en el fondo sabes que es ese ser que hasta hace poco llorabas. Sin embargo, la sociedad de las verdades absolutas y de científicos adorables, pero no por ello menos inmaduros, te ha impuesto pedir pruebas. Mi consejo es diferente: escucha a tu corazón. Bien sé que este discurso está plagado de frases de cajón... Pero si no escuchas a las fibras de tu ser te será difícil comprender que lo que no vemos, oímos, tocamos, saboreamos u olemos puede existir.



Mi amada niña... Naciste para ser feliz, lo quieras o no comprender, te lo permitas o no... A lo mejor y pasarán algunas vidas antes de que eniendas que esta experiencia como humana precisamente la elegiste porque era 'exitante'. En lo íntimo de tu escondite, más allá de la mirada matutina que tienes que fingir a los adultos... Más allá del comportamiento pulcro que tienes que desempeñar en las aulas de clase... Está la caricia de la vida, el susurro de los que ustedes llaman muertos. Se necesita ser muy importante para comprender lo obvio... Lo obvio es que hay cosas que se sienten por el corazón y que los seres desencarnados o muertos aún están vivos... Esperando, guiándonos, inclusive ¿por qué no? Consiguiéndonos novi@. Mi más querida hija... El conocimiento de esta noche te hará grande: eres inmortal."



Acercose la madre saltamontes a la niña... Notó que dormía con calma. A la mañana siguiente... Nacía una inmortal.



1 comentario:

Elena P.G. dijo...

Precioso, Vicky. Me ha encantado esta historia, que contaré a los demás que dudan o no saben de ese cambio y de nuestra inmortalidad.