Los cabellos y caballos se agitan, cuántas ausencias debo a tu espalda. Quisiera recobrar mi nombre y posar en la paloma un mensaje que te llegue al corazón, pero ya vez, sólo sé escribir; cuán corta es la palabra ante el respirar ajeno. Soy ciego en algunas ocasiones, quizás porque no sé qué camino negar ni que verdad ocultar, estoy desnudo, de una forma tan desnuda, que soy más frágil que las hojas ante el viento de agosto. Soy un jazmín bogotano floreciendo en cualquier esquina y preguntándole a la vida por qué le tocó una vida tan dura. Quizás era tu sonrisa, quizás tu mirada o mi imaginado mundo lo que me hacía pensar que un abrazo era recompensa suficiente para mi biografía. Pero las ventanas aún se empañan y las miradas se llenan de esa agua bimodal, la que acaricia la urbe de cuando vez hasta inundar el alma entera.
Cargo peces en mi corazón, dos bailarinas y una beluga. La tercera me mantiene vivo, una de las bailarinas dice tu nombre y lo escribe en cada servilleta o dedicatoria de cóctel. Miro al horizonte, como los rayos del sol, los mismos neutrinos, atraviesan esa cordillera sin piedad. Soy una bailarina atómica que cualquier cambio la motiva a acercarse a ti ¿cuándo hemos de colisionar? ¿Cuándo las disculpas serán suficientes para que tú y yo vivamos libres? ¿Es acaso el ocaso tan fuerte para librarme de las lunas oscuras donde reposa mi manera de quejarme? No lo sé tampoco tú.
He intentado liberarte de todas las maneras posibles, en parte para librarme a mí también de cualquier cadena pero las notas de los pianos del destino no son tan benévolas y me falta saltar de do en do para llegar a ese estado. Vi siempre tan lejanos nuestros destinos, en parte porque me parecías inalcanzable... O quizás, quizás, yo era el inalcanzable ¿qué más da? Si para sembrar un girasol sólo se necesita decisión. Y tú y yo somos dos barcos, en mi caso provisto de naufragios anteriores. Mi pecado fue intentar reivindicar en tu rostro todas mis heridas, echarme, jugar al muerto contigo, a ver si me amabas tanto y me dabas alas que todos envidiaran. Quizás, quizás, me librarías de la soledad con la escribo frecuentemente, a lo mejor me entenderías mejor que nadie, o quizás nunca me conociste y duele decirlo, insinuar siquiera con los labios que yo para ti no existí más que como la silueta ornamental de la misma vida.
Estos son mis labios, estos son mis ojos, este es mi cuerpo, ni más, ni menos que el aire que respiraron los compositores. No negaré mis deseos, ni tan siquiera aquellas cosas que me avergüenzan y tal vez nunca reconozca. A lo mejor, mi desnudez no fue más que desarrollo del ambiente para ti. Fue un ritual mío para ocultarme. Siempre, casi siempre, dudaré que recuerdes mi nombre, o tan siquiera, que algún día lo hayas sabido, porque este es el diario del erotomaniaco que se te cruzó en la vida.
Dulce erotomanía, tan mía, tan tuya... tú, yo...¿Quién?
4 comentarios:
Acertaste de lleno, Vicky, necesito encontrar aquello que me haga feliz... GRACIAS, VICKY, GRACIAS
Seguiré leyéndote y comentándote aunque no publique en mi blog, pues comprendo y comparto tu pensamiento: "es increíble como a alguien que nunca has visto en persona lo puedes extrañar de esta forma".
Lo comprendo y comparto porque yo siento lo mismo, exactamente lo mismo. Haré lo imposible por estar aquí, aunque seguramente sea con menos frecuencia, al menos por un tiempo cuya duración desconozco, pero estaré.
Gracias por aparecer un día en mi vida, gracias por la belleza de cada una de tus palabras, gracias por llenar vacíos y estimular mis sentidos, gracias por tu cariño y comprensión en este día en que una nueva e incierta etapa se abre para mí.
GRACIAS, VICKY, siempre te llevo y te llevaré conmigo.
UN BESOOOOO GRANDÍSIMO!!
MUACK!!
http://www.youtube.com/watch?v=sTSzsg6sjwU
...muchos días sin escribir...Empiezo a echarte de menos. Espero que todo vaya bien.
Te mando un beso
Buenas tardes... Si vivir pudiera,
estaría feliz con una sola letra,
escribir en la lejanía,
vibrar de emoción al abrazar el horizonte.
Gracias
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