domingo, 10 de julio de 2011

Cuestión de toros

Para comenzar me considero una persona violenta. Creo que si me atacan respondo, que si necesito defenderme, no dudaré en hacerlo... Y también creo que nuestra especie tiene episodios de profunda oscuridad. Nací en un país donde en algunos casos se escuchan noticias de la guerra: campesinos asesinados a sangre fría, con todos los métodos de tortura imaginados, que ni un verdugo medieval hubiera utilizado. Crecí conociendo la historia de una sociedad casi irreconciliable, donde tener una camiseta de un color, ser de un color, de una inclinación sexual, o de una determinada línea de pensamiento, en algunas zonas, significaba la muerte. En los mapas para mí no significaban mucho esas tres cordilleras, hasta que aprendí a querer los atardeceres y su reflejo en las montañas verde-azuladas del oriente. Con el tiempo supe que en lo profundo de la selva, en lo inclemente del llano y lo montañoso del sur se escondían historias de abandono. He sido testigo de muchas formas de violencia pero también mujeres que se levantan entre tintos y arepas, buscando nuevas perspectivas. Sé de algunas personas que perdonan públicamente a quienes masacraron a su familia... Y en el fondo, creo que esta vida, ha sido una lección de perdón: de aprender a perdonar.


Desde muy temprana edad me di cuenta que en mi sociedad los animales ocupaban el lugar más bajo en la escala social. No sólo no tenían derechos, sino que no hay había entornos, ni siquiera discusiones alrededor de este tema. Fui creciendo y me di cuenta que las exquisitas hamburguesas que me comía, los adorados perros calientes, significaban la orfandad de un ternero, la tortura de una vaca, la muerte de cien lombrices o quizás... Un embutido de animales masacrados en un lugar destinado a eso: a masacrar.


Decidí volverme vegetariano por cuenta propia, luego me di cuenta que había más gente como yo. Fue difícil y es difícil, porque para la gente sigue siendo siendo complicado entender que cuando miran a un perro de la calle a los ojos y sienten esa pequeña chispita de cariño, algo en el corazón les dice que tienen alma. Me gusta la mirada de las palomas, pero me introduce en una profunda melancolía porque las siento... tan, tan, tan vulnerables. También he causado dolor a seres humanos y no humanos: comí carne y tuve dos tortugas por capricho y no fue sino hasta su muerte que comprendí que el amor no es lo que queremos para los demás sino lo que ellos tienen derecho a elegir para su vida. Si leen esto, me gustaría que supieran algo amiguitas: las amo, lo siento y las extraño; pasaron los días y comencé a enterarme de un juego, rito, acto, o como le quieran llamar: la tauromaquia.


Debo decir que esto sólo es posible consecuencia de la relación humano-animal que se tiene en mi país. De los toros y de esta larga tradición de matar y torturar, sé muy poco. Leía hace algunos días que al rey yo no sé quien... En yo no sé qué época le rogaba la sociedad para que no hubiera "encierro" es decir... Para que los toros no fueran liberados al público como se hace hoy en San Fermín. Leía a Alfredo Molano y notaba su sensibilidad para plasmar el conflicto de mi país. Quedé absorto cuando en su biografía decía que era apasionado de los toros. Y es que es muy fácil hablar de la tortura en tercera persona, pero qué difícil es hablarla en primera persona; el toro gime de dolor y se ahoga con sus sangre, la muerte súbita, es una tortura que parte desde la infancia del animal. Hay opiniones con respecto a este tema... Pero me doy cuenta que somos una sociedad de profundas violencias e injusticias... Pero el más grave problema para mí no es sólo la violencia, es LA DEFENSA DE ALGUNOS DEL DERECHO A DIVERTIRSE A COSTA DEL DOLOR DE OTROS, incluido Alfredo Molano.


Quizás este texto sea simple opinión adolescente, juvenil, producto de mi visión poco "elaborada" de la realidad. O a lo mejor, el teatro no es matar al toro, el teatro son los rostros de quienes disfrutan verlo morir. Hay quienes que afirman es un arte... Pareciera que entre más elitista, lejano y estrato 6 suene el término, más entendible es la acción: Habakuk se presentó a una Vienal dejando morir a un perro de hambre... Seguramente el arte es el único espacio donde los deseos más profundos de tortura pueden surgir a la luz. No creo que me equivoque cuando afirmo que la tauromaquia es un acto lleno de eufismos y cortinas cubriendo lo que realmente es. He visto más plaza abandonada por completo, muchísimos habitantes "del común" lloran en este acto dizque del pueblo (para el pueblo) a lo mejor... No disfrutan esa cultura de la tortura, como yo no disfruto que los grupos armados maten, degollen, persigan y violen. No veo arte, ni me interesa si lo hay, no veo teatro, ni me interesa si lo hay, no veo al pueblo, ni me interesa si lo hay... Lo que me interesa es que están matando seres, en muchos casos por placer.


Y es que tengo que aprender a perdornar... A una sociedad con condiciones para que personas como Alfredo Molano defiendan su derecho a disfrutar del dolor ajeno y luego publicar libros que nos hagan agua los ojos con el conflicto armado. El conflicto no es armado, eso es un agregado, el conflico es de tipo humano. Soy violento y por eso sé que no hay futuro para una sociedad que defiende costumbres que causan dolor y muerte.

3 comentarios:

Elena P.G. dijo...

He asistido a dos corridas de toros: era pequeña y sentía curiosidad. Tuve suerte e indultaron al toro. Encontré belleza en el traje de luces brillando al sol de la tarde, en los pases, en la capa roja. La segunda vez, en cambio, sí lo mataron: recuerdo taparme los ojos, llorar y chillar. Nunca más. Es violencia, es gratuita.Efectivamente, no hay futuro para una sociedad que la contemple.

Arquitecturibe dijo...

Es casi imposible ver arte en todo aquello que daña y destruye.
Yo tengo una amiga vegetariana y la verdad es que la admiro tanto que me impresiona el hecho que ella me tolere porque soy yo quien debo pedir tolerancia a alguien como ella...
El arte de matar toros... una contradicción en si misma.
Saludos desde mi lejana galaxia!

Unknown dijo...

El mundo es complicado, hasta suele ser mezquino algunas veces.
Pobre de nosotros, pobres de aquellos que se gozan sobre el dolor de otro. Y mi tierra sucumbe por la falta de amor.

Un besote grande para ti un gusto pasar por acá.