¿Por qué nadie nos dijo que todo, inclusive tú y yo cambiamos de forma? ¿Qué nos quedará si no mirarnos a los ojos en el océano de la vida? ¿Desembocarán nuestros espirítus sobre el iris ajeno? ¿Buscaremos como salmones sedientos la cúspide de nuestro origen? ¿Seguiremos nadando ambivalentes sobre los cardúmenes humanos que nos distancian paso a paso de nuestro lecho original? No lo sé. Espero estar preparado para el momento en que nos encontremos. Fingiremos, como siempre, que fue una coincidencia... Pero el brillo de dos estrellas no se invoca a diario. El brillo de dos faros no conjuga corazones náufragos , cada pulsación del mar.
Presencias que se anteponen; la piel es electricidad. El rose de dos espíritus retumba en los azules ayeres que buscábamos perdidos entre sueños sin aire. No habrá necesidad de una palabra, eso espero, no habrá necesidad de gesticular un espíritu que diafano busca mejores auroras. Somos tan solo peces en océanos distintos: cruzando ríos. cordilleras, rocas... Arriesgándonos en cada rincón oscuro que deparan los espíritus líquidos a nuestro llanto sideral. Sólo mirarnos, contemplarnos; buscamos algo efímero... Una apotéosis a la omnipotencia.
4 comentarios:
los peces tienen la ventaja de que no hay camino, sino estelas en el mar
No sé lo que habrá ahí delante. Pero los que están predestinados a reunirse lo harán.
Yo tambien me refugio en lo atardeceres color naranja, en las multitudes que anhelan lo que no saben, en el agua que purifica mi recuerdo del origen.
También, como todos, anhelo el encuentro...
Efervescencia...
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