Cuenta la leyenda que todos tenemos un ángel arrodillado en lo más profundo de nuestro corazón. Sus alas son de nieve y su mirada de gélido rocío de páramo... Cuenta la leyenda que ha caído sin razón. Frágil y testarudo, con heridas y cicatrices, no es ningún modelo de perfección. Ha cosido con las lágrimas esos momentos infinitos que nos roen el alma. Ha llenado la desdicha con polen, el usufructo de las tardes felices en soledad.
Cuenta la leyenda que el ser celestial abre sus oídos, sus alas y sus ojos, una vez al mes. Es ese momento, ese pequeño instante de epifanías, cuando podemos sucumbir o ser completamente libres. Una vez, sólo una... Cada mes, tenemos la oportunidad de ser otros, de volar, de ser amantes de la velocidad... De cambiar el rumbo, de dejar estelas de recuerdos y jirones de lluvia. El ángel vuela y no mira atrás.
3 comentarios:
Una vez al mes...: estaré atenta.
Buenas tardes...Sólo el alma sabe,
si están cosidos con pureza líquida,
salpicados de amargo polen,
ella quiere vivir sin sufrir,
no olvidar que se lleva adentro,
el furor, la resistencia, agonía,
si pudiera ver el ángel,
pediría se quedara más tiempo.
Gracias
Frágil como el pétalo de una rosa, testarudo como su color rojo que no cambia por mucho que llueva... "jirones de lluvia"... me encanta... Un abrazo, Vicky :-*
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