Érase una vez un lobo de sueños azules. Todas las mañanas subía la montaña verde que lo esperaba con parches de flores amarillas. La ciudad rugía, mientras las palomas volaban; el tiempo no se detenía. Una torcasa entonó la más bella nota que un canis lupus jamás hubiera escuchado. Impresionado por la nota, decidió seguir la sombra que reposaba sobre la rama. Los ojos se encontraron y el instito los hizo presa y cazador.
Un lobo muerto de hambre y una palomita volando a 100km/h contrastaban con esa vía en la falda de la montaña, donde los amantes iban a toda velocidad. La paloma cansada se desplomó. El lobo hambriento abrió sus fauces sin sospechar que el último esfuerzo del pajarito se resumiría en una bella nota, aún más pura y alta que la anterior. Todo fue silencio, pero no absoluto, el silencio cargado de música de ramas... De crujido de hojas... De sueños de roedor. Cruzaron sus ojos y por un instante se dieron la oportunidad de ser lobo y paloma, amigo y amor.
2 comentarios:
Doble vertiente del Amor Pasión y de la Sangre.
"Lobo y paloma, amigo y cazador": ¿no son esas las formas del amor?
Publicar un comentario