Ante las mañanas frías, buses contaminados, botaderos... Con el pavimento y las estrellas como testigos, quiero declararme en guerra contra el mundo. Y no es cosa sencilla, que haya surgido como un arrebato veinteañero... No, no es así. Bien se sabe que los colombianos somos la mezcla de indígenas, negros y españoles. Heredamos la luna y sus misterios, el movimiento de caderas africano y la locura del Quijote. Y eso es lo que haré, una quijotada, me opongo a pensar que todo es vacío y maldad en este desierto llamado siglo XXI. Me opongo a creer en la posibilidad de un mundo sin salarios de pesar y destinos indignos.
Las almas no nacieron para contemplarse en sistemas de transporte público, de 7 de la mañana, de contratos por proyecto, de desempleo, de notarios ricos y pintores pobres. Mi amenaza no debe ser tomada como cualquier cosa, saben bien los que me siguen que antes de que existiera la palabra "multinacional", existía la inspiración... Y mucho antes de que supiéramos qué era un salario mínimo, Pandora nos había enseñado la palabra Esperanza.
2 comentarios:
Me uno a ti, Vicky. También yo me niego a creer que todo sea así... y me negaré... SIEMPRE
¡Qué hermoso final! Pero mucho más bello es encontrar personas con tu luz. Gracias por escribir. Un abrazo fortísimo.
¡Preciosa y sabia declaración de principios!!!!!
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