miércoles, 7 de diciembre de 2016

Toallas Impregnadas

Una hembra hinchada de alguna especie
que podría ser la mía,
siente el aleteo del Génesis
y entre gritos y toallas impregnadas
con un aullido primitivo salva a su género de la desaparición.

Y con los mismos labios que mama,
el hombre aprende la primera palabra,
que define un instinto oculto y bestial,
más grande que la autoconservación.

Se pueden heredar sus rasgos
y casi siempre sus signos.
Otras veces,
su inexplicable soledad.







4 comentarios:

CrisC dijo...

En medio de las piernas de ella acontecen el placer y la vida, la soledad viene después como un manotazo helado.

Vicky dijo...

CrisC, en sus piernas también acontece el silencio, el dolor cíclico y la alegría solitaria. Un abrazo.

luz dijo...

Y me es inevitable traer a Rilke: "Lo bello no es sino el comienzo de lo terrible..."

Vicky dijo...

Con esa oración tan potente puedo avizorar un Rilke de escritura vigorosa. Gracias por tu visita Luz.