domingo, 27 de octubre de 2024

Minutos para Morir

Se acercó un chico de ojos almendrados a mirarla moribunda. La energía se le había acabado para volar. El día había llegado.  Ella ajustó sus ojos y vio a unos metros a un ratón revolcándose en la basura y de todos los posibles recuerdos, se le vino a la mente su amado ratón. Ella era una paloma, él era un ratón, en medio de una ciudad que poco conoce del amor. 

Él en las basuras, ella esquivando la muerte cada vez que un auto se acercaba. Él en las noches vendiendo cuentos a cambio de harinas de pan, ella intentando dormir e imaginando historias que podrían suceder. Él, extrovertido y astuto, ella, apasionada e inteligente. Ellos, en una ciudad que poco conoce del amor.

Ella, renunciando a su familia para conocer el amor, él, sin alas para volar y seguirla a todo lugar. Ella, fuerte e imponente. Él, pequeño y ágil. Los dos volando en una ciudad que poco conoce del amor.

Él, sujeto a su cuerpo, ella, agitando las alas con fuerza. Ella, enamorada, él ajustándose los lentes. Desde su hermosa ala, se ve más bello el mundo, dijo el amante ratón.

Con bonitos recuerdo es que vale la pena morir. Porque la vida no son sólo momentos. La vida es que estuvimos aquí y cambiamos el mundo aunque nadie lo notara.

Only Yesterday, Isao Takahata (1991)

Una chica de 27 años que trabaja en una oficina en la ciudad, le menciona a su jefe que irá de vacaciones al campo. No tiene crisis existenciales, no le rompieron el corazón, simplemente es algo que le gusta hacer en su tiempo libre.

Ella no va sola, su personalidad de 10 años la acompaña con todos los recuerdos que eso implica. En una estación solitaria la recoge un hombre que ha decidido por voluntad volver a la vida rural. Es paciente, es agradable, es tierno. El desarrollo de la película va acompañado por pequeños recuerdos de la infancia de la protagonista: La tristeza de no poder ir al campo en vacaciones, la menstruación, el acoso de los niños y ese compañerito de infancia que al despedirse no quiso darle la mano.

La familia que la hospeda está satisfecha con ella. Es una mujer que disfruta el campo. La abuela del hombre que la acompaña durante toda la película le propone que se case con su nieto. Ella se confunde y camina sola por el campo. El chico la encuentra y sin más preguntas, la lleva de vuelta a la casa.

Al inicio me pareció una película aburrida, con un ritmo lento. La música me resultaba pretenciosa, como si fuera una alegoría al campo. Pero como con todas las películas de Takahata, al final es cuando se puede saborear realmente el contenido. La película realmente me tocó, pues actualmente llevo un proceso emocional de solucionar las cosas con mi niño interior, con mis recuerdos y con la persona que algún día fui.

Las imágenes tienen colores claros y pasteles. El campo es intensamente verde y los cielos oscuros recuerdan el silencio antes de la tormenta que se sentía cuando se caminaba, camino a la casa de mi abuelo.

Una película bonita a la que hay que tenerle paciencia.