lunes, 3 de agosto de 2009

Flores rojas

Hojas de otoño caían, pero ella se sostenía... las demás hojas en la danza el viento caían, caían con el sonido de la tarde, de la mañana, del sol... con el sonido del solsisticio de verano. Ni siquiera el propio árbol entendía porque susodicha hoja se negaba a caer a su libertad. Libertad que las demás hojas anhelaban desde su verdor.

Los hecho sucedieron así, pobre hojita, la primavera anterior se abrió al mundo sin miedos, de color verde para sentir a sangre de la vida, para ser las manos de la tierra. Las flores crecían, todo estaba lleno de color, de felicidad, todo parecía tan perfecto, que era imposible adjudicarle algún adjetivo conocido. Los niños jugaban en el río, y ella era una hoja, sólo eso, una hoja verde, única y valiosa, única y feliz.

Una mañana cuando la hoja levantó su atención, se dio cuenta que ya no había tantas mariposas, tantos picaflores, los niños ya no jugaban y lo hoja se entristeció. Buscó miles de respuestas y el árbol le contestó: lo han dicho muchos y te lo digo hoy, como es día es noche, como es arriba es abajo, como es adentro es afuera y como es muerte es vida.

La hoja cayó en un estado de profunda melancolía, sus lagrimitas hicieron preocupar a las raices, de repente, como en el mundo de las raices los rumores corren rapidamente, un puntico diminuto comenzó a elevarse, tan rojo como la primavera, tan rojo como el atardecer con un zumbido que recordaba las risas de los niños, se posó justo en la hojita.

-¿Por qué lloras?-dijo el puntico.
-¿quien eres?- preguntó la hojita.
-soy una mariquita...-
-una mariquita, nunca había oído mencionar tu nombre-
-verás las mariquitas somos diminutas, no tan populares como las majestuosas abjeas, como las guerreras hormigas, pero sé que lloras porque se acabó la primavera, entonces te quiero proponer un trato.-
-¿un trato? a ver dime rápido de ¿qué se trata?-
-puedo mantener la primavera para ti...-
-ehhh ¿cómo?-
-mira mi color conmigo no te olvidarás de los atardeceres, de las flores silvestres, conmigo a tu lado no olvidarás la sensación de vergüenza y sobretodo no olvidarás el amor-
La hoja supo en ese instante que bajo cualquier circunstancia debía aceptar.

-A cambio tú mi querida hoja, debes no caer-
-¿me voy a caer?-
-llegará el momento en el que yo duerma sobre tu piel, para despertar de nuevo, pare recordarte la primavera, pero para ello no deberás caer, porque si caes no podré despertar y engendrare´el sueño eterno-

Muy apresurada la hojita aceptó sin saber lo que significaría tal afirmación. Cada día que pasaba era más feliz la hoja, por alguna razón no tan fresca ni tan suave, pero tan feliz esperaba que su puntico rojo se posara a abrir sus alas y contarle algún cuento de hadas.

Mientras tanto el tiempo pasó, y el tiempo... el tiempo a veces se lleva consigo lo que desea tomar.

Aquella tarde la mariquita cansada le dijo: es hora de dormir. Cayó en sueño profundo, un sueño tan transversal que hasta las sirenas con su música se impresionarían de tal sueño.

La hojita esperó segura, pero con el tiempo se comenzó a volver roja, muy roja, tan roja qu ya no se distinguía de la mariquita, al comienzo sonrió. Pero subitamente entristeció cuando una de sus hermanas comenzó a caer, tendida en el piso dijo: destino, otra hojita cayó y dijo: ciclo... fueron cayendo antes de caer por completo escuchó la voz de una de sus hermanas más cercanas, fue más bien un susurro: amor...

La hoja en vez de sentirse fuerte, se conmocionó tanto que cayó al piso, con la tortura de haber dejado morir a su compañera.

En la tierra ambas murieron, pero sin querer un día asomó la mirada, y se dio cuenta que ahora era roja, sin ser otoño, ella era roja.

Escuchó la voz de mariquita-hola-
la hoja sólo pudo resistirse, resistirse a creerlo...
y mariquita sólo le dijo, la muerte sólo une lo que siempre ha estado unido. El otoño los devolvió a la tierra, pero la primavera, los retorno a soñar. A vivir...


2 comentarios:

JP dijo...

No se por que al terminar de leer este post me queda una sensación de triste alegria o de alegre tristeza.

Y mas esperanza.

Gracias

Arquitecturibe dijo...

Hay cierto tono del Gigante de Wilde en tus palabras... es como acentuadas con el mismo sentimiento, con la misma pasion.... con la misma sensibilidad.
Besitos desde mi lejana galaxia