jueves, 23 de junio de 2011

Destinos

Están destinados a recordarse mutuamente a media noche. A hacer de las esquinas un mural de besos. Están destinados a tomar café, hasta saciar el hambre de aventuras. Están destinados a mirar la luna con nostalgia y hacer como si nada pasara. Les tocará caminar como humanos comunes y corrientes, escondiendo debajo de la piel los recuerdos de alguien más. Muchos semáforos y cebras, mucha gente, muchos despertadores, y el silencio... Les tocó aceptar el mundo.

Les tocará escribir cartas que nunca llegarán, como las de un náufrago. Están marcados, es el castigo por no estar uno al lado del otro. Sus ojos brillarán con nostalgia cuando las nubes doradas de la tarde se devoren mutuamente y hagan de la soledad un lienzo. Vivirán la vida como cualquier otro: estudio, trabajo, muertes, nacimientos, reproducción... Sin embargo, el titilar de las estrellas les preguntará noche tras noche por su memoria.

Mirarán desde telescopios lo que no tuvieron: el universo. Se acostarán en camas frías y abrazarán una almohada. Leerán libros y suspirarán, siempre el cuarto se sentirá más vacío. Pintarán personajes taciturnos, con leves tintes de la pintura metafísica. Verán desde la ventana los carros pasar a toda velocidad, a las familias que parecen felices y en las tardes de lluvia repararán en las gotas que caen en la ventana. Su consuelo será el helado de chocolate con fresas. Pasará la vida y habrán vivido como humanos comunes y corrientes "que esconden un amor bajo piel" y su consuelo, seguirá siendo el helado de chocolate con fresas.

Se extrañarán... Y morirán como cualquier amor imposible.

2 comentarios:

Garsil dijo...

Buenas tardes... Los amores platónicos,
todos estamos en un túnel,
se ven las salidas y entradas,
sin poder avanzar,
ni es salida ni entrada.

Elena P.G. dijo...

También los amores posibles están destinados a morir. Y los platónicos tienen una belleza de la que los otros carecen...