miércoles, 22 de mayo de 2013

Gracias por devolverme la esperanza, por revivir en mí la autocrítica. Me regalaste amaneceres pensativos, tardes de ensueño y noches de meditación.

Te doy las gracias hoy 22 de abril de 2013 por hacerme creer de nuevo en el amor. Siempre te recordaré como Lobito...

domingo, 19 de mayo de 2013

Anoche toqué la luna y te juro que había una mariposa en su entrecejo. Recordé los pasados azules y me envolví en papel iris para derrotar el gris que nos hizo aburridos. El mundo era ingravidez y los dos flotábamos entre paños de lágrimas y secadores difuminados. Tus labios persiguieron la palabra que vibra y no se puede vocalizar. Coleccioné nuestros silencios en los poros que no tocaste y derroqué al dictador del trono cerebral que me hizo rígido y frío. Con lo años he aprendido a conservar los aromas en las pizarras de la conciencia: sándalo, almendras, limón, canela... Los innombrables y los soñados. Tú eres un aroma gitano, de estepa desierta... De ladridos lunares.

sábado, 18 de mayo de 2013

JK

Nuestras manos se apretaron. Las tuyas eran cálidas y envolventes... Más grandes que las mías. De repente recordé los libros de quiromancia que leí en mi adolescencia y pensé en lo firme que era la base de la tuya. Tu saludo era tibio, hablaba muy bien de ti; me sentí seguro y creo que lo recordaré con cariño, especialmente estos días que nuestras vidas se separan.

viernes, 17 de mayo de 2013

El Camino a Casa


Las calles largas y odiosas lo habían conducido hasta este portal ¿quién decide dejar su tiempo por volver a los recuerdos inolvidables? Con una brújula en mano, barba y un rostro demacrado por el paso del tiempo atravesó la puerta roja. Vio pasar sus recuerdos en milésimas de segundo y retornó a 2013.

Sus quince años estaban cargados de rojos y amarillos. Las imágenes eran nítidas. Soñó con ser pintor pero a medida que se alejó de esa fecha dorada la vida se tornó gris. El trabajo y las obligaciones indujeron un suicidio en su alma. Día tras día, en la sombra de los postes de luz que eligió como hogar después de agotar su espíritu en notarías y ministerios, pensaba a menudo en la posibilidad de tener quince.

Amó a una mujer pero la vida no perdona a los infelices. Un bus, una mole de metal con movimiento marcial atravesó la séptima y se la llevó a un cielo que no se llama Bogotá. Los años pasados y vino un hijo, sin embargo la vida de la calle lo hundió en la desnutrición. Abel estuvo completamente solo y con el pasar de los días extrañaba cada día más esa lejana época.

Recordaba su primer amor Luisa, los ojos marrón y la primavera de sus labios le recordaban una inocencia que existía antes de las épocas del hombre adulto. Caía en las noches en un ensimismamiento que los transeúntes confundían con efectos de la adicción. Era difícil olvidar su hogar, a su madre y a su padre ya muertos. Era imposible olvidar que algún día pudo ser cualquier cosa. Un comerciante de antigüedades le habló de una puerta al pasado. Al principio escéptico vio desde políticos hasta habitantes de la calle cruzarla y no volver.

Ahora frente a ella pensaba... Con lágrimas y una sonrisa, sin nada que dejar, decidió volver.


viernes, 10 de mayo de 2013


Desde mi ventana se ve Bogotá en su letargo, en un éxtasis dulce y melancólico. Entonces me pregunto por el rumbo de mi vida.

lunes, 6 de mayo de 2013

De Aleteos Sin Causa

Aletaba el colibrí, en un extraño estado entre estático y dinámico. Se sostenía con sus rápidos movimientos en el aire... Sin embargo ocupaba el mismo punto. La velocidad lo hacía un ser invisible, casi imperceptible a la comprensión humana. 

El hombre abría dos puertas. Entre penumbras las luces rodeaban siluetas. Las vistas orbitaban y las figuras cobraban texturas visuales inusitadas. Un dolor agudo rodeaba su cráneo. Cuando las cavernas se abrieron por completo, tuvo que cerrarlas con prisa. La fotofobia entierra a los humanos en sus párpados.

Un par de gafas negras y el día no se habría acabado. Encendió la máquina de hacer café... Descendió a la máquina de escribir y comprendió que la competencia contra el tiempo esta vez era algo con un nivel de dificultad superior a todo lo que había vivido.

Circundado de rostros de ángeles de marmol rosáceo, tecleaba sin cansancio. Escribió poesía, rima, prosa... Pasó de la primera página de su biografía, a un lamento... Descendió al testamento, yació sobre las penas de una crónica de infancia y sin sospecharlo, escuchó el ahullido de la parca. 

Los médicos forenses encontraron un escritorio atiborrado de libros norcoreanos una hoja en blanco con diminutas letras en lapiz: "la ventaja es cuestión de ingenio".

miércoles, 1 de mayo de 2013

¿Cómo llegué aquí? Es la pregunta del náufrago, de la sirena perdida, del piloto extraviado, del explorador con hambre... Yo sólo soy un barco sin rumbo, a punto de ser devorado por mi segunda esencia: el agua.