martes, 21 de marzo de 2017

La Historia Siguiente - Cees Nooteboom (6/100)

Herman Mussert se despierta en una habitación en Portugal y se pregunta si quizás es otro. Si tal vez, debería llamar a su  sí mismo como a un extraño. Frente al espejo, que declara es maldito porque no puede atrapar nada, descubre que es él.

Entonces se crea una disyuntiva entre dos seres que son el mismo pero que habitan tiempos distintos. Herman Mussert de Ámsterdam y otro en Portugal. El primero vive en el pasado, es profesor de un Instituto y duerme con angustia. Le dicen Sócrates de forma burlona. Por aquella época, estaba enamorado de Lisa D'India, una jovencita destacada en todas las ramas del conocimiento. Tenía el cabello rojo y los ojos verdes, ojos ibéricos, según el narador, como ésos que pueden ver a lo lejos como el águila.

Sócrates es amante de María Zeinstra profesora pareja de otro colega (Arend). Y como todos los amantes, tienen relaciones sexuales, juegan a descalificarse, filosofan sobre el cielo o sobre los nombres griegos de las constelaciones. Es entonces cuando una de las discusiones fundamentales sobre el tiempo emerge ¿Es lineal? ¿Somos el mismo? ¿Somos un segundo frente al mundo de las estrellas? ¿Son los nombres una forma de llamar algo irreal que no representa nada sino la unión de puntos al azar sobre el firmamento?

Finalmente, María Zeinstra decide irse a vivir con Sócrates no sin antes abrazarlo y besarlo dejándole claro a Lisa D'India el lugar que ocupa en la historia. Al día siguiente llega el marido borracho y celoso a golpear a Herman. 

Sócrates es despedido y los profesores vuelven a estar juntos y dar clases en otro instituto. Mussert se dedica de lleno a escribir crónicas de viaje del doctor Estrabón. 

Dos temas son transversales a la trama la transformación y el tiempo. Ambos universales y quizás el narrador presta especial atención a la Metamorfosis de Ovidio. Agradezco que sea un libro corto porque lo que hice en este texto fue aplanar una historia completamente anacrónica y basada en una voz que cuesta atar a un punto temporal: Un ser que se ve a sí mismo durmieno angustiado en el pasado.

Lo que más me gustó fue precisamente esa imagen: Un ser que se ve en el pasado soñando con angustia. 

De Nooteboom destaco que me lleva siempre a los paisajes europeos, especialmente a algunos tan ajenos a la política y la corrupción típica de mi contexto. Me gusta que me aleja de mi ciudad radioactiva, llena de smog, repleta conductores furiosos, saciada de caños malolientes, apestada de homosexuales endofóbicos que les da miedo besar en los labios y melancólica, muy melancólica de madrugada.

domingo, 12 de marzo de 2017

Desaparecer

Para cuando me vaya habrá una huella en las esquinas,
que no son otra cosa sino el final de un camino,
una desembocadura a otro destino.

El vibrar de la incertidumbre que acompañó el primer paso,
nos sigue sigiloso al vacío que saltamos.

Las cárceles multiformes,
que son rostros,
cadenas o condenas.

Y las libertades siempre fuera
de lo que llamamos nuestro,
nos aterran.

La necesidad del nómada,
que es la curiosidad de conocer
más allá de las montañas.

Presas somos en un mundo sin límites,
en cárceles sin barras
e infinitos vacíos.

Que la libertad no es otra cosa,
que confiar en la caída.

viernes, 3 de marzo de 2017

El Imperio de la Ley

Vengo de los que fueran los límites del imperio español. Al otro lado está Filipinas con el presidente Duterte, que ha tomado la decisión de fulminar sin el debido proceso a todo aquel que ose pertenecer al narcotráfico. Y la gente lo ama, lo adora. No hace mucho leía que una mujer menuda, ama de casa y esposa entregada, se dedicaba a investigar personas sospechosas de narcótrafico y a matarlas.

En Colombia fue posible el florecimiento de la coca por su geografía y sus suelos únicos. En el terreno social, el campo estaba abonado por nuestra identidad, anarquista, individualista, profundamente emocional e impredecible. A pesar del tiempo que he vivido aquí, aún hay cosas que me sorprenden, especialmente la forma en la que actuamos en masa.

Donald Trump se encumbró en el poder con el discurso de "Hacer América Grande de Nuevo". Por supuesto que no se detendría a decir "Hacer a Estados Unidos de América Grande de Nuevo", he oído que en temas de publicidad, a veces menos es más. Y nuestros vecinos del norte piensan que son el continente y algunos, consideran que el mundo es el vasto territorio entre Nueva York y Los Ángeles.

Sin embargo, el discurso más peligroso de Donald no fue ése. Recientemente declaró públicamente que iba a reestablecer el imperio de la ley. Y lo hacía para justificar la deportación de inmigrantes. Según él, los blancos han perdido cientos de empleos porque hay extranjeros y la solución es sacarlos. El presidente de Estados Unidos aclara que lo hará con los que cometan crímenes. Es inevitable recordar a Hitler cuando tomó entre sus manos un odio que la gente del común no podía describir y le dio nombre.