"...Dicen que el mundo está vivo,
dicen que tiene un secreto..."
La Brújula Mágica
Colombia quizás esté saliendo de un conflicto que entre 1970 y 2010 dejó un saldo de 27 023 secuestros, 16 340 casos de asesinatos selectivos, 716 acciones bélicas, 5 138 ataques a bienes civiles, 95 atentados terroristas, 1 982 masacres, 25 007 desapariciones forzadas, 1 754 víctimas de violencia sexual, 4 744 046 víctimas de desplazamiento forzado, 10 189 víctimas de minas antipersona y 5 156 de reclutamiento ilícito (Centro Nacional de Memoria
Histórica, 2012).
Para llegar a la paz o al proceso de desarme el gobierno debió enfrentarse a un plebiscito en el que 6.424.385 ciudadanos dijeron no querer un acuerdo de paz (Melgarejo). Hecho traumático para quienes creíamos fervientemente en la posibilidad del diálogo. Entonces, el presidente tomó la decisión de acudir a la democracia representativa e implementar los acuerdos de la Habana mediante el congreso de la república. Sin embargo, el antecedente del caudal electoral en contra de la paz infló los pechos de las huestes derechistas y ha hecho que bombardeen cualquier intento de reconciliación.
Para nadie es un secreto que Venezuela no está bien, con un dictador al poder y sin qué comer, Colombia registraba 470 000 en nuestro territorio en octubre de 2017 (Migración
Colombia, 2017). Mi país se ha convertido en lo que muchos otros han sido para él: Un salva-vidas.
A nivel geopolítico dos noticias: El ingreso de Colombia a la OCDE y su firme intención en los próximos días de participar de la OTAN.
A nivel interno tiene el inmenso reto del posconflicto, se define el país que se construirá tras la caída del petróleo, los inmigrantes están en manos de la sabiduría de mi sociedad, la posibilidad de desarrollar un país científico e innovador será exclusivamente responsabilidad de un poder ejecutivo con visión.
Además de todas las sombras que no son pocas, Colombia es un país megadiverso, tiene dos océanos, tres cordilleras, riqueza de pisos térmicos, desiertos, selvas, glaciares, bosques, manglares y ríos por doquier. Tiene 65 lenguas indígenas y 2 lenguas criollas (Ministerio de Cultura), carbón, metales preciosos, caliza y piedras preciosas. En ella habitan afrocolombianos, indígenas, raizales, rom, mestizos, inmigrantes y en general, gente que quiere vivir.
Dentro de unos minutos se cerrarán las urnas. Las encuestas favorecían a un candidato de derecha, Iván Duque, apoyado por Álvaro Uribe, quien es defendido hasta el cansancio por sus seguidores a pesar de tener investigaciones en curso por su participación en el conflicto del lado de las fuerzas fascistas (paramilitarismo). En segundo lugar estaba Gustavo Petro quien abandonó su pasado como militante del grupo izquierdista M 19 para entregarse a la vida civil, fue senador y alcalde de Bogotá. El tercer lugar se lo llevaba Sergio Fajardo, exalcalde de Medellín y exgobernador de Antioquia, exprofesor de matemáticas y autodenominado como la fuerza del centro.
Esta vez lo que está en juego es mucho. Por lo menos más que lo que señalan las campañas incendiarias: Más que darle indultos a las Farc, más que sólo perseguir a los corruptos. De por medio está una nación con dos océanos, con islas, con montañas, con malogrados, con inconexos, con casitas de revistas y periódicos, llena de mis amigos y de mis enemigos. Está de por medio la calle que recorro todos los días, los cerros del oriente, el golpear de las olas del Caribe, las poblaciones maltratadas de Tumaco, la selva tropical más grande del mundo, las carimañolas de la costa, el chocolate de Bogotá, las marquezas, las empanadas del Charco, los hospitales abandonados de San Andrés, el segundo punto más lluvioso del planeta en el Chocó, los pueblos palenqueros, las comunidades indígenas de la Sierra Nevada, los niños famélicos de la Guajira, los comerciantes de San Victorino, los venezolanos, el fuego de las fogatas que se rehúsan a apagarse en el Cabo de la Vela y la educación de los que aún se atreven a nacer aquí.
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