domingo, 26 de enero de 2025

Estambul: Primeras Horas

Me fui a Estambul, como quién reconstruye un espejo roto. Y ya desde el avión una turca y su hija "turca" de segunda generación compartieron pan conmigo y me dieron consejos sobre la ciudad. Llegué en la noche y como no tenía Internet tomar el metro fue una odisea. Ya desde las estaciones vi gatos echados en los filtros de seguridad y pensé en otro gato, que alguna vez conocí.

Me sorprendió ver en cada estación un detector de metales y vigilantes chequeando que todo estuviera en orden. Eso me recordó Colombia, con sus autoritarismos derivados de una fuerte tensión con el terrorismo y la delincuencia. Sin embargo, Estambul ya tenía una diferencia importante con Bogotá: A pesar de ser una ciudad de 16.000.000, sí tiene metro.

Llegar al hotel fue difícil y el barrio no me gustaba en particular, salvo por la mezquita que se erigía en la cima de la calle. Sin embargo, nunca me sentí en peligro o amenazado. Dormí unas horas y en la mañana vi desde mi ventana cómo el cielo estaba lleno de smog. Supuse que la ciudad, como la mayoría de las que están en vía de desarrollo, padecía de problemas de calidad del aire. El cielo opaco estaba acompañado de cánticos provenientes de la mezquita.

Me gusta recorrer las ciudades a pie, en metro o en tren. Y me gusta exprimirles todo lo que puedo. El primer día fui a Hagia Sofia, la basílica del imperio bizantino que los otomanos convirtieron en mezquita. Una vez en la estación, me parecía increíble haber llegado tan lejos en mis viajes. Siendo muy chico se me hacía imposible pensar que recorrería tanto el mundo y que socializaría con tantos seres humanos tan diferentes a mí. El mundo es hermoso porque está lleno de criaturas distintas.

No niego que aún la tristeza habitaba mi mente pero era inevitable también pensar en la belleza. Hagia Sofía está llena de detalles y mosaicos. Y dado que los musulmanes parecen no buscar representaciones humanas, reemplazan eso con una celebración botánica de la vida: Flores y plantas pintadas por doquier. En algunas de las esquinas de la mezquita quedan mosaicos de Cristo y los fundadores del imperio bizantino. A Santa Sofía la tienen cubierta para que los musulmanes que van a rezar, no terminen adorándola.

Camine por unos parques en la zona anterior a la mezquita, no sin antes pensar en las muchas veces que había visto en Colombia las pinturas de los sultanes. Ese enorme paño que los caracterizaba y esos colores intensos y al mismo tiempo con combinaciones suaves. No pensé que al otro lado del mundo habría amigos e historias que se mezclarían conmigo, provenientes de ese lejano reino.

A pesar de que había gatitos y perritos callejeros, no vi que la gente los maltratara o los pateara. Al contrario, vi mucha más humanidad en Turquía que en Colombia. Muchas personas les ponían colchonetas en las estaciones de tren y a menudo vi gente dándoles de comer. Es una sociedad intentando prosperar económicamente pero no por eso se comportan con la violencia pasional de los latinos.

En la tarde fui a comprar recuerdos y decidí seguir caminando en dirección al Bósforo. Encontré un malecón hermoso desde dónde se veía toda la ciudad y frente a una estatua de Atatürk, me propuse caminarlo hasta llegar a un nuevo lugar. Durante un día soleado de invierno con la brisa de uno de los estrechos más navegados de la humanidad, me propuse caminar y pensar. Me hace bien caminar y pensar, siempre ha sido así.

Varias veces me pregunté qué tanto de la ciudad había en ti y cuántas veces pisé tus pasos sin saberlo. Estambul es así, amigable, antigua, caótica, oscura y misteriosa.

lunes, 20 de enero de 2025

Gatos en Estambul-55

Se fue buscándolo sobre los tejados de la torre Galata, por los bazares y las mezquitas. Nadie lo había visto. En el norte, frente al mar de Marmara escuchó su maullido. Se restregaron, se lamieron y celebraron que eran distintos y por eso se podían tocar. Era una caricia acariciando a otra caricia sin parar.

sábado, 11 de enero de 2025

Binodini, Rabindranath Tagore (32/50)

Este libro lo compré en 2024 en la feria del libro de Frankfurt, en un estante dedicado a la literatura India. Para entenderlo hay que remontarse a la cultura India en la cual aún hoy en día se acuerdan matrimonios. Escrito a mediados del siglo XX, cuenta la historia de una viuda que vivía en la pobreza y que dadas las circunstancia de Mahindra, un joven consentido por su madre (también viuda), se va a vivir a la casa de ellos.

Según pude inferir en el libro, se asume que la esposa haga las tareas domésticas y se encargue de los asuntos del hogar. Así, Mahindra se casa con Asha, quién es incompetente para colaborarle a su suegra. Sin embargo, él insiste en "instruirla" y mantenerla alejada de dichas tareas. En paralelo, Bihari, el mejor amigo de Mahindra y quién también estudia medicina, por vaivenes del destino, no pudo casarse con Asha pero se mantiene fiel al cariño que siente por su amigo y su familia.

Binodini en su lugar es altamente competente y expresa su amor a los miembros de la casa. Inicialmente envidia a Asha y su fortuna pero con el tiempo, es Bihari quién se roba su corazón. Y es precisamente el amor de Bihari por Asha lo que pone en líos a la familia. Eso, sin ahondar en que en paralelo Mahindra le confiesa su amor a Binodini. 

Bihari la envía a su aldea, donde aparentemente lo que hizo es algo "horrible" y nadie la quiere recibir. Sin embargo, Mahindra, en su inmenso capricho va a buscarla y ella lo rechaza. Ella ha descubierto que ama a Bihari.

En casa la madre de Mahindra enferma y Asha cuida de ella. El joven caprichoso regresa y le cuentan del estado de su madre. Cuando Bihari regresa (con Binodini) todos le prestan atención a él (incluida la madre de Mahindra). Y así termina la historia.

La historia se cuenta en tercera persona y creo que su grandeza radica en describir la complejidad del amor y los sentimientos humanos frente a las normas sociales. Y creo que la forma salvaje del amor es precisamente la fuerza de varias tragedias griegas y libros de realismo mágico. Supongo que lo humano no puede ser sometido o determinado, y el amor es lo más humano.

Personalmente me disgustó la sensación de que la vida de las mujeres, a cada paso y centímetro, depende de un montón de vecinos chismosos y un par de hombres confundidos. Lo triste es que aún hoy, muchos de los temas del libro son vigentes. Hablar de la libertad de la mujer, es hablar de la libertad de todos los seres humanos.


miércoles, 1 de enero de 2025

2024

2024 es el resultado de los años anteriores, de los retos, de la excesiva prudencia y fuerza mental que me exigió la vida. Llegué a Alemania con 4 maletas inmensas, persiguiendo un sueño en una de las ciudades más snobs, hermosas y cerradas de la República Federal. Me encontré con muchas formas de racismo y en general, con la actitud odiosa de los bávaros que en invierno hacen de su ciudad un desierto de soledad. Luego llegó la pandemia que sumada a la burocracia, varias veces me dejaron en un limbo y en la confusión absoluta. No sé cómo, ni por qué pero en 2021 pude terminar mi maestría con un buen resultado y además con la buena noticia de que tendría un buen empleo en una pequeña ciudad de Hesse. 

Por esos días, acababa de conocer a alguien que me recordaba cosas de mí mismo: Mis heridas, mi temor al amor. Sin embargo, ese movimiento del destino nos separó. Más adelante él se iría para Berlín y yo seguiría mi vida en el corazón de Alemania. Seguimos hablando, seguimos siendo amigos pero para mí era difícil leer y entender lo que él a veces quería decirme. Ciertamente él estaba más solo. El mundo gay es una jungla en la que uno debe tener la piel de acero y nunca perder el buen corazón.

Con mi trabajo actual comencé bien y mal. Bien porque tengo un jefe adorable que no estalla con mis errores. Mal porque el chico que me entrenaba estaba lleno de resentimiento e inseguridades, además hizo mi proceso de entrenamiento lo más difícil que pudo. 

Afortunadamente todo eso sucedió en 2021 y 2022. Tuve que llenarme de valor, confiar en mí mismo, leer mucho, aprender un idioma que no me gustaba y moverme con mucho tacto. En 2024 hice lo que sabía hacer, auditar; sin embargo, sentí que la empresa tomaba mucho de mí y no me daba tanto a cambio. Tengo poco tiempo para mí mismo y debo viajar a lo largo y ancho de Alemania. A estas alturas comienzo a sentir que eso está afectando mi vida personal y mi capacidad de tener una rutina.

Sumado a eso, abrí algunos traumas de infancia, el recuerdo de la pérdida de mi mejor amiga me golpeó durante varios meses y a final de mes, casi pierdo a ese amigo a quién siempre debo leerle la mente y el corazón para entender qué es lo que le pasa.

Como desde que llegué a Alemania los burócratas tienen mi destino en sus manos y ellos son quiénes deciden si me aprueban o no nuevos permisos, la diferencia es que ahora las aplicaciones son para mejorar mi destino y no simplemente para salvar un sueño. En mi trabajo, con lo de la crisis no hay aumentos significativos y yo simplemente quiero algo de paz. Quiero caminar callejuelas en verano, cerrar los ojos y sentirme seguro y amado ¿no es eso lo que todos necesitamos?

Afortunadamente la gente que amo sigue viva, sin problemas serios de salud y eso sí que es un regalo. Quizás el más valioso. Tengo un trabajo que puedo desempeñar con relativa facilidad. Las personas que audito han comenzado a quererme. Siento que Wiesbaden se queda pequeña para mí, así que he decidido ir a más fiestas electrónicas con mis amigos de Frankfurt y de vez en cuando camino alrededor del río Main con un grupo de gente adorable. He comenzado a buscar un apartamento chiquito para vivir solo y quisiera todos los días de este año dormir tranquilo y sentir que la vida es como una tarde tibia iluminada por un sol tierno y refulgente.

Por estos días me ha seguido picando el bichito de hacer un doctorado. Quiero hacerlo en algo que involucre tener contacto con personas, tomadores de decisiones y ciencia. No quiero encerrarme en un cuarto a debatir con la pared sobre la histeresis de los acuíferos cársticos. Si investigo, quisiera que fuera en algo que me haga sentir conectado con la vida. Que me haga sentir, que la vida tiene sentido. 

Soy afortunado aunque a veces no sepa valorarlo.