miércoles, 1 de enero de 2025

2024

2024 es el resultado de los años anteriores, de los retos, de la excesiva prudencia y fuerza mental que me exigió la vida. Llegué a Alemania con 4 maletas inmensas, persiguiendo un sueño en una de las ciudades más snobs, hermosas y cerradas de la República Federal. Me encontré con muchas formas de racismo y en general, con la actitud odiosa de los bávaros que en invierno hacen de su ciudad un desierto de soledad. Luego llegó la pandemia que sumada a la burocracia, varias veces me dejaron en un limbo y en la confusión absoluta. No sé cómo, ni por qué pero en 2021 pude terminar mi maestría con un buen resultado y además con la buena noticia de que tendría un buen empleo en una pequeña ciudad de Hesse. 

Por esos días, acababa de conocer a alguien que me recordaba cosas de mí mismo: Mis heridas, mi temor al amor. Sin embargo, ese movimiento del destino nos separó. Más adelante él se iría para Berlín y yo seguiría mi vida en el corazón de Alemania. Seguimos hablando, seguimos siendo amigos pero para mí era difícil leer y entender lo que él a veces quería decirme. Ciertamente él estaba más solo. El mundo gay es una jungla en la que uno debe tener la piel de acero y nunca perder el buen corazón.

Con mi trabajo actual comencé bien y mal. Bien porque tengo un jefe adorable que no estalla con mis errores. Mal porque el chico que me entrenaba estaba lleno de resentimiento e inseguridades, además hizo mi proceso de entrenamiento lo más difícil que pudo. 

Afortunadamente todo eso sucedió en 2021 y 2022. Tuve que llenarme de valor, confiar en mí mismo, leer mucho, aprender un idioma que no me gustaba y moverme con mucho tacto. En 2024 hice lo que sabía hacer, auditar; sin embargo, sentí que la empresa tomaba mucho de mí y no me daba tanto a cambio. Tengo poco tiempo para mí mismo y debo viajar a lo largo y ancho de Alemania. A estas alturas comienzo a sentir que eso está afectando mi vida personal y mi capacidad de tener una rutina.

Sumado a eso, abrí algunos traumas de infancia, el recuerdo de la pérdida de mi mejor amiga me golpeó durante varios meses y a final de mes, casi pierdo a ese amigo a quién siempre debo leerle la mente y el corazón para entender qué es lo que le pasa.

Como desde que llegué a Alemania los burócratas tienen mi destino en sus manos y ellos son quiénes deciden si me aprueban o no nuevos permisos, la diferencia es que ahora las aplicaciones son para mejorar mi destino y no simplemente para salvar un sueño. En mi trabajo, con lo de la crisis no hay aumentos significativos y yo simplemente quiero algo de paz. Quiero caminar callejuelas en verano, cerrar los ojos y sentirme seguro y amado ¿no es eso lo que todos necesitamos?

Afortunadamente la gente que amo sigue viva, sin problemas serios de salud y eso sí que es un regalo. Quizás el más valioso. Tengo un trabajo que puedo desempeñar con relativa facilidad. Las personas que audito han comenzado a quererme. Siento que Wiesbaden se queda pequeña para mí, así que he decidido ir a más fiestas electrónicas con mis amigos de Frankfurt y de vez en cuando camino alrededor del río Main con un grupo de gente adorable. He comenzado a buscar un apartamento chiquito para vivir solo y quisiera todos los días de este año dormir tranquilo y sentir que la vida es como una tarde tibia iluminada por un sol tierno y refulgente.

Por estos días me ha seguido picando el bichito de hacer un doctorado. Quiero hacerlo en algo que involucre tener contacto con personas, tomadores de decisiones y ciencia. No quiero encerrarme en un cuarto a debatir con la pared sobre la histeresis de los acuíferos cársticos. Si investigo, quisiera que fuera en algo que me haga sentir conectado con la vida. Que me haga sentir, que la vida tiene sentido. 

Soy afortunado aunque a veces no sepa valorarlo.


No hay comentarios: