Dicen que la vida es un milagro, el equilibrio metabólico del cuerpo, nuestra resiliencia frente a la muerte y tantas cosas que nos mantienen en este planeta, como los primates que desarrollaron la inteligencia para mirar las estrellas y preguntarse quiénes somos y por qué vivimos esta existencia.
Me estoy haciendo preguntas sobre la vida y siento que la que llevo, no da más, que estoy cerrando una etapa y como siempre me rehuso a aceptarlo. Es más cómodo no cambiar. Intento meditar, encontrarme con amigos, tener un buen ambiente de trabajo pero nada se siente natural.
Extraño a mi familia y dormir en un lugar al cual llamar casa, hablar un idioma que no me cueste esfuerzo y no tener un clima horroroso cada diciembre. Extraño la ternura de la gente, la conexión con la naturaleza y la expresión del afecto.
No creo en toda la basura que se dice de ser colombiano: Que somos echaos pa' lante, que nos reímos todo el tiempo o que bailamos salsa inclusive si tenemos indigestión. Pero no voy a negar que estos días me ha entrado una nostalgia por lo mágico que es haber nacido en ese rincón del mundo.
Mientras tomaba algo con un grupo de caminantes, le conté a un profe de química que en el campo colombiano al llegar la noche, la oscuridad se llena de puntos brillantes que titilan, las luciérnagas. También le conté de esos gusanos brillantes que parecen un vagon de metro que al tocarlos se iluminan.
Entendí que esas cosas son únicas. Extraño la ternura de mis papás, los abrazos, la manera en que decimos las cosas suavemente para no herir los sentimientos de nadie. Supongo que es normal después de cinco años y de luchar mano a mano con el mundo teutónico, descubrir que uno nunca dejará de ser extranjero/Auslander.
También siento mi cuerpo y mi mente cansados de tantos retos que además nunca terminan. De tanta burocracia, de tantos funcionarios estúpidos, de tantos auditados irascibles que no aceptan sus errores pero sobretodo, estoy cansado de descuidarme a mí mismo.
Llevo meses sintiendo un agotamiento muy fuerte y soy consciente que llevo este tiempo haciendo proyectos que requieren energía y compromiso. Sin embargo, toda mi vida he estado luchando por temas que requieren responsabilidad, fuerza mental y mucha seriedad y siendo franco, todo eso me sabe a cacho. Quisiera tener una vida tranquila, siempre lo soñé y después de hacer lo que amo, sentarme a ver como las olas golpean la arena.
No está dentro de mis planes volver pero sí quisiera una vida distinta: Menos solitaria, menos vulnerable, con más placer por existir.
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