Cuando te vayas, pediré por días y horas que te quedes. Rogaré que te quedes un poco más. Sin embargo te irás.
Cuando te vayas déjamo la textura de tu cabello, su color a madrugada, ese color del cielo cuando no se decide entre ser noche o madrugada.
Sé que nunca te irás, es imposible que dejemos la esencia. Déjame un poco del fuego que llevas en la vida, déjame el arado de tus hombros para poder resistir el cosmos sobre mi espalda tal cual tú lo hiciste.
Déjame algo de tu sonrisa para no quedarme a la hora de mirar la vida de otra forma, déjame tu aroma y tu gusto por las flores, pero aunque sea visítame en sueños.
Llévame por un tunel tan oscuro como cuando me sentabas a meditar y escuchaba tu voz susurrar. Por favor aunque sea déjame tus pulseras rotas... déjame algo de tu melancolía para mirar con nostalgia el atardecer.
Tendré muchos de tus vestidos, no sé cuál elija, para comprender que el mundo también es femenino. Regálame la madrugada, pero en silencio, para que las estrellas no despierten al sol.
Cuando llore, déjame algo de tu sueño, para poder soñarte, para poder visitarte y cortar flores invsibles. Agua, un poco de agua para poder beberla como en las noches de mi infancia... un poco de tus prejuicios para poder mirarlos con tu inocencia y ternura.
Me enseñaste las cosas más importantes de la vida, me enseñaste a cambiar el mundo con dulzura, a pensar en otros, me enseñaste sobre el amor.
Podrías dejarme aunque sea un poco de tu voz...?
Sabes... no me dejes nada. Porque lo diste todo, donde estés, cuando estés, sólo sé feliz.
Yo me encargaré de olvidar que somos uno, para recordarlo una y otra vez... como siempre fue.
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3 comentarios:
Ay Vicky
Vaya si me conmueves con este tipo de escritos.
wow.. que hermoso.. cuanto amor... muy bello, felicidades.
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