martes, 1 de diciembre de 2009

Refugios

Pedazos quedan en el piso... de algunas sombras. Girar y girar con vendas en los ojos hasta caer, por la fuerza centrífuga que busca huir de sí misma, dar vueltas. Las sombras de los torniquetes por pies, saben bien que algún día serán uno con su dueño, y su dueño será uno consigo mismo.

Hay sombres que guardamos, no escondemos, guardamos... las sombras de los muebles, de los que amamos, de los que odiamos, las sombras son lo que son, democráticas, monárquicas, elitistas, verdaderas, falsas, sinceras, mentirosas, al fin y al cabo sombras que se persiguen unas a otras con deses de reencontrar la unidad de lo oscuro.

Sombras que deambulan en caminos cerrados y en la noche crecen para no ser más. Un pequeño raýo de luz espanta, como escabulléndose buscan respuestas a su origen...

A dónde se van las sombras cuando llega la luz?

Sombras honestas. Otras tantas reales.

Sombras al fin y al cabo debajo de mis pies.

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