Aquella mirada, llena de tristeza, decepción, ese espejo del alma que refleja maltratos y una tiranía por parte del destino. Me pregunto ¿por qué estará tan delgado? ¿Lo consentirán? ¿Cuál fue el último ser en decirle que lo amaba? El frío matutino no ayuda mucho en estas cuestiones de melancolía. Nos quedamos mirándonos por un instante, como si ambos conduciéramos cargas pesadas. Mi corazón no puede aguantar y me pregunto ¿será tan invisible, tan poco evidente su dolor? La gente camina y el mundo sigue dando vueltas.
Aquel caballito, que jala de una "zorra" también tuvo niñez, tuvo mamá, quizás algún día esa mirada era del color del arcoiris, quizás algún día soñó con cargar un caballero, o no cargar a nada ni a nadie, sino simplemente correr y desafiar al viento. Aquel caballito de pronto tiene la vida hecha trizas y tal vez a nadie le importa, porque no sabe hablar...
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1 comentario:
Pienso en el valor de un abrazo, en el tesoro que son los pequeños detalles, en la riqueza de una sonrisa...
Ojalá pudiera devolver el arcoiris a su mirada...
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