Melodías que lloran la infancia recorren los ultrasonidos del mar. A lo lejos una sombra gigante lucha contra la espuma por valer un poco más. Los cardúmenes y el plancton, azul verdosos, naranjas, rosados, blancos y plateados, dibujan en la profundidad un arcoiris sin lluvia. Recorriendo por calor y frío, por tristeza y soledad, las inaudibles, las gigantes hablan sobre historias del océano. En las academias gritan los hombres de gran prestigios, superiores según ellos, en todo sentido. Sus voces retumban entre parqueaderos y salones ¿sabrán ellos cantar como las azules? Entre tanto se agita la tormenta, persigue noches plagadas de la luna de plata. Reflejos cantarinos, voces del sarcófago de dioses olvidados susurra a la existencia un poco de paz. Mientras las grandes ciudades se agitan, los teléfonos suenan, el transmilenio estalla en kilómetros por hora, ellas, sí ellas, cantan...
Madre e hij@ han recorrido este mundo mejor que un globo atmosférico y hoy cuentan historias incognoscibles para la mente humana. No saben hablar, sólo cantar y el canto, para lástima de los salones y pupitres viejos, no es ciencia. Cantan a lo lejos, cantan de día y de noche, la lírica llena los abismos cordilleros del pacífico y mientras todos viven, ellas cantan.
A lo lejos una madre y una hija, atraviesan el sepulcro. La paz del océano celeste llena sus corazones. La intimidad del mar de las ballenas, no la tiene casi ningún ser humano. Por eso a veces mientras susurro, canto.
1 comentario:
Y nunca dejes de cantar... Te echaría de menos una infinidad...
Un abrazo :-)
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