domingo, 1 de agosto de 2010

Húmedos.

Estaba en una llana mesa... no me habían querido atender, tenía algo de afán. A lo lejos me percaté de alguien, más bien de ella. Parecía un ángel, un cabello que parecía el resultado de un dulce verano, ojos claros y suaves que expresaban dulzura. Cuando se percató de mi mirada se detuvo un instante y sonrió, mi visión la siguió y ella quiso jugar escondidas. De un momento a otro su inocencia me conmovió y los ojos se me aguaron. No quiero olvidar esa parte de mí que le gusta jugar a las escondidas, que huye de las miradas y no teme sonreir; también tuve niñez y muy en lo profundo de las tribulaciones a mar abierto se esconde esa mirada que quiere volver a creer.

3 comentarios:

Pilotinta dijo...

Gracias por comentar :) un abrazo para ti y lindos escritos los tuyos.

Saludos!

Vía Morouzos dijo...

¡¡Es un texto hermosísimo!! No he podido evitar una sonrisa cómplice...

Un abraoo!!

Vía Morouzos dijo...

Quise decir...

¡¡Un abraZo!! :-)