Imagen tomada de: http://alcibiades-enamorado.blogspot.com/2010/05/5.html
Llorar para sentirse mortal.
Gimotear las llanuras y las mañanas víctimas de la rutina.
Sollozar el aire que circunda,
temblar con nerviosismo la tutela de las estrellas.
Gemir los manglares y el alma de las yegüas.
Lamentarse en las estatuas y santuarios.
Escurrirse a quejas por el pavimento y besar los monstruos de la niñez.
Desembocar el Magdalena,
desecar el Orinoco y desbordar el Amazonas.
Inundar el Vaupés y soñar melancólicos atardeceres en el verdor sureño.
Sublimar las penas y redecorar el infierno.
Sócrates se equivocaba, a veces el arte de los ojos es llorar... Llorarlo todo, inclusive la ciudad.
2 comentarios:
Precioso, Vicky. Quizás Sócrates se equivocó, pero tú no al escribir tan bello. Gracias.
Buenas tardes... Todo revuelto,
el mundo, el universo y yo.
Gracias
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