En un lugar plácido de se reunen Poliandro, Eudoxo y Epistemón. Hablan sobre las cuestiones filosóficos que habían atormentado y siguen atormentando a la humanidad.
Eudoxo es un hombre estudiado, parido en las academias y heredero de la escolástica. Poliandro y Epistemón son hombres sencillos. Este último, resulta ser escéptico y cuestionar los principios de la academia.
Durante la definición del hombre, Poliandro sucumbe ante una descripción que sería examinada con lupa por Eudoxo, quien tiene prejuicios frente a Epistemón. Sin embargo, Epistemón logra demostrar que la academia, a pesar de sus métodos para dudar, incurre en errores aparente imperdonables, como dejar en un salón oscuro la definición de "duda" que se supone faculta a conocer con certeza que pensamos y existimos.
2 comentarios:
Eres una auiténtica enciclopedia: tanto leído, tanto escuchado, tanto visto. Te admiro.
Creo que te has liado un poco: en esta obra de Descartes, Eudoxo es el idiota (pensador privado) y Epistemón es el escolástico, es decir, la explicación cartesiana de cómo la razón de un hombre juicioso, sin recurrir al auxilio de los sentidos ni fundar sus argumentos en la autoridad atribuida a pensadores clásicos o a textos sagrados, puede buscar y hallar la verdad sin precisar otras luces que las propias, desplegando su innata capacidad de realizar demostraciones a partir de evidencias incuestionables. Es la única obra de Descartes escrita en forma de diálogo, en el que sus tres personajes imaginarios (Eudoxo, Epistemón y Poliandro) desgranan en amena conversación los principios tópicos de la filosofía cartesiana -duda metódica, pienso, luego existo, verdad de nuestros pensamientos sobre la realidad exterior a la mente...- en pos de lo que parece máxima pretensión del autor, la autonomía de la razón en su proceder y, con ella, la libertad del hombre.
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