Hace algunos años, a través de la prosa y la poesía conocí a un ser maravilloso. Alguien que logró aceptarme, que no dudó en aplaudir hasta la más floja de mis entradas. Era una mujer guerrera, de la cual nunca supe sus penas y por eso me arrepiento. Me hubiera gustado darle palmaditas y decirle: "estarás bien". Quizás sonreirle y prometerle que mañana sería un mejor día.
Me enseñó el amor a la literatura, el poder de las palabras, el cariño sin restricciones. Ayer en la tarde partió una mariposa que abrió sus alas con fuerza.
Nunca supe que estuviera enferma. No nos concedimos una conversación larga y tendida en la cual comentáramos cuál era nuestro color favorito, nuestro plato... Nuestra vida. Me hubiera gustado conocer Canarias, España, Francia e Inglaterra. Lugares que llenaron tu corazón y la melodía de tus versos. Escribo y sé que no es un buen texto porque todavía me siento confundido.
Puedo decir sin miedo que eras de mis mejores amigas. Nunca pude oír tu voz... Nunca pude reírme contigo y por eso me arrepiento. Quisiera estar cerca, poder consolar a tus hijitos y darte las gracias pero la realidad es injusta y nos arrebata las cosas; nos insiste en que el tiempo es corto.
Nuestra conexión era misteriosa. A menudo en tus crisis o en las mías, solíamos coincidir y esta no fue la excepción. Hace tres semanas comencé a sufrir un trastorno psicótico. Algo inusual en mí... Una depresión que me llevó a una psicóloga. Vi tu blog sin entradas, supuse estabas en vacaciones. Estos días me he levantado angustiado sin saber porqué... A menudo creo que es por mi insatisfacción personal; sin embargo eso no explica la angustia.
Miro tu blog, repaso tu facebook, intento encontrarle sentido y me haces más falta que ayer, más falta que nunca. Tu espíritu demócrata, tu compasión, tu amor por los ángeles y el lenguaje de los olores ¿ahora quién me va a entender? ¿Quién comprenderá de qué hablo cuando digo que los libros son el refugio de los que nos queremos entender? ¿Quién me hablará de una Europa en sintonía con el lenguaje?
La vida puso un océano entre nosotros, que atravesamos a punta de versos, puntos, comas y otros tantos artilugios más. Bogotá no es una buena ciudad para extrañarte, no es un buen lugar para decirte cuánta falta me haces. Siento remordimiento y me pregunto si no di lo suficiente, si quizás no hubiera sido mejor dedicarte más tiempo y romper esta barrera del blog.
Cuánto te extraño... Cuánta falta me haces... Cuántos 55...
Te llevo en el fondo de mi corazón y me pregunto por qué alguien perdido como sigue vivo y por qué alguien fuerte y decidido como tú, nos deja llenos de mariposas.
Te quiero, te amo amiga.
1 comentario:
Ella era así, como dices, cariño sin restricciones. No importaba lo que sucediese ... Ella siempre estaba ahí, dándolo todo.
También estos días me levantaba angustiada, Vicky. Quizá la sentíamos, unidas por el cariño a ella. Ojalá ese presentimiento hubiera sido falso, ojalá todo hubiera sido diferente.
Hoy siento un gran vacío, enorme, pero sé que seguirá estando presente mientras la recordemos, y eso será cada día,SIEMPRE, porque los seres luminosos como ella jamás, JAMÁS, se olvidan.
Gracias, Jacqueline, por tanto amor incondicional, por tu escritura, por tus 55.
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