jueves, 11 de diciembre de 2014

El Último Hombre: Él, el último hombre.


Se sobresaltó al notar el camino,
casi un kilómetro desde su casa hasta el puerto.
Arena moldeable y firme...
Ni una sola huella.

-¿Qué es un hombre sin pasos?- 
pensó meditabundo.

¿Qué es un sendero sin caminantes?-
se preguntó durante segundos.


Alterado por la ausencia de evidencias

sospechó de su existencia.


¿Se puede ser alguien sin pasado?
¿Se puede amar sin heridas?
¿Se puede acariciar sin relieves?
¿Se puede volver sin avanzar?
¿Se puede retornar sin haber ido?

El hombre sin rastro miró al cielo.
Pequeño ante el azul indiferente.... Cerró los ojos.

¿Qué es un hombre sin futuro?
¿Qué es un mártir sin cruz?
¿Qué es un pez sin agua?
¿Qué es un auto sin calles?
¿Qué es un profeta sin visiones?


Con el agua en los tobillos, sospechó de su existencia.

-¿Qué soy yo sin las heridas?
Sin los relieves, sin el ir...-.

-¿Qué soy yo sin la cruz?
Sin el agua...
Las calles, las visiones-.

¿Qué soy yo sin los tobillos?

¿Qué soy yo sin el camino?






2 comentarios:

Luz dijo...

"Por la blanca arena que lame el mar..." Cantaba Mercedes... Supongo que ÉL es presente, lo extinto que se extinguirá en el ahora... Abrazos, Vicky :)

CrisC dijo...

Sería fácil, ante el calado de estas preguntas, aquello de Ortega de que somos nuestro yo y su circunstancia, pero es cierto, ahí estamos, en esa encrucijada de alma y universo.

También podríamos recordar a Antonio Machado, que escribe algo como esto: …a preguntas sin respuesta ¿quién te podrá responder?

“¿Se puede amar sin heridas?”… A esta pregunta respondí a mis veinte años con un verso, o algo así: el amor no es una herida limpia.