miércoles, 22 de febrero de 2017

Cementerios de Neón - Andrés Felipe Solano (5/100)

"Cementerios de Neón" es la novela más reciente de Andrés Felipe Solano. Se trata sobre Salgado, un colombiano que vive en Corea del Sur con su esposa y por un secreto mal guardado de su tío, lo recibe para buscar a un hombre del pasado.

Salgado es descrito por su suegro como alguien que no puede merecer una flor de sal. Éstas representaban la sal que se formaba en las axilas de los obreros surcoreanos tras mucho trabajar. Su relación con su esposa se fundamentó en un embarazo no deseado que terminó en un aborto y su vida la dedica a subsistir en la medida que su disciplina se lo permita.

Su tío Agustín, un veterano de guerra, llega a Corea del Sur a buscar a "un traidor". Moon, un profesor de taekwondo radicado en Colombia, se ve chantajeado por un asistente (Vladimir Bustos) que tras usurpar su diario, amenaza con revelar un secreto de no recibir dinero para su manutención en Corea. 

Es entonces cuando el Capitán, que es como llaman a Agustín, y Salgado, deben darse a la búsqueda con el objetivo de evitar que se materialice la traición. Entonces recorren sus pasos, en cuarteles de entrenamiento, negocios dedicados a pagar por recibir besos, centros de inteligencia y estaciones de radio.

Finalmente, Vladimir les indica que no revelará nada, que ha obtenido lo que quería. Sin embargo, la duda en Salgado queda viva. Ha descubierto las travesías de su tío en la guerra y la vida de agente encubierto de Moon en Bogotá cuando el verdadero secreto representa la intimidad de dos hombres.

La historia no acude a largas descripciones, se concentra en los giros de la trama. La búsqueda de Vladimir es la excusa para recorrer la vida de Agustín y para describir la relación binacional entre Corea y Colombia. 

A menudo los cambios de escenarios eran tan repentinos que me perdía y en alguna ocasión, la distancia que tomaba el narrador de la historia me resultaba poco común. No obstante, reconozco que el final enhebra los tragos amargos del libro y deja al lector con una extraña fascinación.

El detalle que más me gusta, es cuando el profesor Moon debe hacerse pasar por científico. Ve que Mao regala mangos en China, inventa ser compatriota e investigador de mangos. Me queda en la mente la imagen de un mango amarillo, regada a lo largo y ancho de china.  

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