una alfombra tendida a sus pies
y del mundo variado que animas
eres brazo y cerebro a la vez..."
No teníamos que pensar en nada, nuestros brazos cargaban todo lo que hacía falta para vivir. En canastos de mimbre había frutas, verduras y carne. Las moscas nos rodeaban, tenían hambre. Y fueron las moscas las que nos despidieron.
El mundo podía ser explicado en puntos cardinales. La montaña del sur, la iglesia del norte, el mercado del oriente y la escuela del occidente. No había nada más. Sólo un parque que era el centro del universo. Y siempre el miedo, a todos los acechos, que a menudo ocurren en la oscuridad.
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