Recorrió
los parajes con canciones de casitas en el aire;
reconoció
los buses aparatosos que llegaban y salían cansados de los morideros.
Y caminó
en la noche hacia el campo,
a pesar
de los perros y la angustia de su madre.
En la
finca, vio a su abuelo
durmiendo
triste en su casita de tierra.
6 comentarios:
Una casita de tierra no debería albergar tristeza, tiene algo de cuento infantil, algo bello que advierto en los poros de mi piel mientras mi razón, muda, no sabe qué decir.
La casita de tierra fue feliz, la construyó mi tatarabuelo en medio de un lazareto. Pero ya ves, la condición humana hizo a otras generaciones sufrirla. Hoy en día, la habita el silencio.
Un fuerte abrazo, Vicky.
Pitt, un abrazo de vuelta!
Hay construcciones que pueden evocarnos tanto... Los aromas, los colores, los recuerdos... Esos paseos en soledad... ¡Qué necesarios a veces! Un abrazo, Vicky.
Éste en particular es un recuerdo de mi abuelo, poco antes de morir atravesé el campo a media noche. Acompañado de tormentas secas y arena.
Publicar un comentario