Sucumbió a los encantos de metano de Venus, se perdió en las llanuras de Marte, conoció a una mujer en la Luna con piel de porcelana y besos lunáticos, esquivó los anillos de Saturno y de salto en salto extrañó los brazos de alguien que conoció en una de sus aventuras. Confundido durante el camino a Plutón, con la mente puesta en una persona cuya mirada era superior a toda su filosofía, se descubrió perdido. Desesperado, buscó en sus bolsillos y tras sacar una brújula, recordó que ni el amor, ni el universo, tienen norte.
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3 comentarios:
Muy bello relato... o reflexión.
El norte siempre está hacia arriba, te halles donde te halles. Nunca atrás, nunca en otro lugar, nunca debajo.
Intenso viaje para advertir que en el macrocosmos del cielo y en el cielo del amor no hay otra que jugársela. Bello relato.
Atticus, gracias por tu visita. El norte es arriba o donde sentimos que la vida tiene sentido. Saludos.
CrisC, siempre hay que jugársela. En una película de hollywood de baja calidad, la protagonista solía decir "el amor es un campo de batalla".
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