Colombia, mi familia y mi cultura siempre me han pesado. Dados los meandros de la vida, sin proponérmelo, decidí migrar en octubre a Munich a estudiar en la TUM. Todo se dio, fue fácil, sin tantos obstáculos como los que me pone la vida. Y contrario a lo que pensaba, que irme sería liberarme, sin partir aún, he comenzado a extrañar la ciudad y el país. A la gente que amo, sus dos océanos, los nogales de Bogotá, los venados de metal, su mestizaje ancestral, la forma cariñosa en la que nos hablamos. Extraño sin partir como un anatemizado.
domingo, 28 de julio de 2019
martes, 2 de julio de 2019
Sombras Nada Más
A M
Recorremos el piso,
somos sombras que se sobrelapan
y se unen y se separan
y se buscan y se pierden
y se extrañan.
Un reflejo de venado
nos recuerda silencioso
que en la noche hay inocencia,
claroscuras nuestras almas.
Recorremos el piso
como ingenuos que se creen eternamente juntos
y hablamos entre baldosas:
separadas por la inevitable
erosión del tiempo.
Nos separa la erosión del tiempo
y el miedo al pasado recorrido.
La nostalgia siempre es privada
y el amor siempre es intenso.
Los charcos reflejan los espectros
que fuimos mientras caminábamos.
Y las amibas citadinas extrañan
nuestros pasos que pesan como la memoria.
¿En qué charco de tu vida ocultas mi historia?
¿Cuál de las calles de tu alma lleva mi nombre?
Entre sábanas anda impregnado un olor de venado
y te juro que no soy yo.
Te juro que mi sombra no se ha deslizado a tu cama,
que no ha besado tus labios,
que no te dicho "te quiero".
Mi sombra no,
tal vez mi nostalgia.
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