martes, 17 de agosto de 2010

Diario de una ola.

Del profundo sueño de los azules y las rocas, transmigro la quietud y la enfrento a los vientos. Nazco, como nacen los conflictos. A estrellones... surge mi cuerpo glorioso ante el paso del tiempo. Se agita aquello que soy y que no soy, no suspiro, no susurro, simplemente choco y dejo de chocar... me uno delicadamente y me difumino en la matriz de la existencia.

Mi vida es par segundos, no puedo llamarme yo, antes de saber que existo. Persigo la velocidad de la casualidad, mis piernas son inmensidad y mi frente tormenta. En un segundo, tan sólo uno, dependiendo de mi tamaño soy consciente del cielo, consciente del soplar del otro mundo. Existo en otra realidad, en otra densidad. Persigo mi origen, pero antes, antes de morir miro el cielo y sé que hay algo más. Poco a poco y con la ráfaga de la gravedad desciendo a mi nacimiento, a la misma muerte, pero no soy el agua de antes, ahora sé que existe algo más.

4 comentarios:

Garsil dijo...

Buenas tardes... La vida,
toda con sus matices es un concierto,
unas a capella y otras con orquesta,
sólo lenta...
lentamente...
muy lentamente vamos naciendo.
Gracias. Garsil

ALA_STRANGE dijo...

que bien que escribís

Brian Quick dijo...

que bonitoooo, es precioso me encanta!!!!!

Besooooss^^

Vía Morouzos dijo...

Intenso... Intenso como la vida...
Puedo pasar horas mirando el mar, la ruptura de las olas contra las rocas... Mmmm... Lo hecho de menos...

No puedo dejar de leer esta entrada... Concisa y tan directa, con tanta fuerza...

Un abrazooOOO Vicky!! MMUUAAA!!!