jueves, 30 de septiembre de 2010

Paleta Naranja

Pasado el incidente, salieron con las extremidades adormecidas el par de niñas de la caverna citadina; los obreros se encargaban de enmascarar... reparar el problema del estado-nación; hace dos décadas hubo incidentes de comunicación, eventos naturales y cierto punto del desarrollo, hizo que las ciudades se independizaran y se declararn autoduficientes. Estableciendo su propio gobierno, nació inclusive la diplomacia entre las grandes urbes a lo largo del país. Era una nación, constituida por territorios profundamente independientes, algo así como ciudades responsables 100% de su sustento y futuro. El grado de capital lo ostentaban aquellas que poseían un desarrollo tecnológico arrollador, además de ser capaces de subsistir a las diversas catástrofes. Hay una ciudad central, centro de comunicación, preside las decisiones que se han de tomar grupalmente, "como nacíón". Las diferentes heridas que dejó la historia lograron que la mayoría de habitantes se conglomerara en los cascos urbanos, habiendo enormes extensiones de naturaleza pura fuera del fortín. El presidente y los ministros, son por decirlo así, de la ciudad capital, pero al mismo tiempo, quienes comunican lo que la confederación de ciudades estado colombianas comunican al mundo. Más allá del mapa conocido, no existe nada, nada... hasta el momento.
Catalina asustada y jadeando llegó a su casa, ese enorme portón lleno de flores fumigadas, contaba muchas historias, pero pocas como ésta, una criminal tocaba la puerta buscando beber del vaso de la impunidad. Su madre llorando se lanzó a abrazarla
-esos malditos terroristas, malditos, malditos. Pensé que te había pasado algo mi amor- dijo
-mami... lo que pasa es que...-intentanto responder Catalina
-nada mi amor, báñate y vete a dormir, debes estar agotada- concluyó su madre
tiritando del nerviosismo y la culpa se lanzó a la cama con Brandy. Apagó la luz, herida por ser a partir de hoy una terrorista. Las estrellas y lunas fosforescentes que los habitantes de hace muchos años dejaron en el techo, brillaban como de costumbre. En la sala de su casa, compartían el miedo y el desprecio a quienes querían robarles sus seguridad. Se envolvió bajo las sábanas y cerró los ojos, el silencio dominó su casa, ahora todos habían ido a dormir. De repente al oriente , las esferas azules volvieron a encenderse y ella de una u otra forma a respirar. Era tal su sensación de criminalidad, que decidió cerrar las cortinas. Nada le daba su derecho a conciliar el sueño. Intentó una y otra vez, pero sólo estaban esas estrellas y lunas antiguas. Un libro de portada magenta se asomaba de la biblioteca. El argumento relataba la historia de un par de amantes en el parque nacional, el protagonista prometió entregarle una rosa blanca un preciso día, a una hora exacta. Había algo que no cuadraba, tres páginas habían sido arrancadas violentamente, sin embargo en una de ellas, aquélla que no alcanzó a ser arrancada, hubo una frase que llamó su atención: "y anocheció como de costumbre, a las seis y media". En el cerebro de Catalina esto era catastrófico, pensar un anochecer a las seis y media, cuando siempre, desde que su memoria funcionaba, anochecía a las 4 y media sin falta. En su jardín sacaban a los niños, para mirar casi en posición ritual hacia el oriente y despedir el día, cerrando los ojos y soplando al cielo. Tal vez sería algo del lenguaje de la época pensó, nuevas dudas la hicieron olvidar lo sucedido y pudo dormir.
A la mañana siguiente el ministro de defensa nuclear con ira en su mirada tenía la pita de una cometa en sus manos y anunciaba grandes requisas: "los vamos a encontrar" dijo tajantemente. Se suspendieron clases y la guardia civil comenzó sus labores de búsqueda. Un terrorista sabe que tiene dos opciones una honestidad prisionera o una mentira fugitiva. Catalina optó por la segunda, salió de su casa, corrió a la estación del metro y se desplazó en ese enorme y brillante gusano blanco, tan liviano que la velocidad ni se sentía, la paz volvía a sus pies, era como estar sin gravedad. La infraestructura aéra y el diseño tan etérico del transporte, hacía que las personas se sintieran volando. Habiendo llegado a su destino, comenzó a caminar por el parque nacional, o lo que quedaba de éste. El riachuelo, estatuas enmarañadas, daban un aspecto selvático al lugar. Era éso, o ser atrapada y encarcelada por su atentado a la seguridad. Un anciano a lo lejos, se acerca con un carrito de campanas, esos instrumentos que con sonido angelical adornan cualquier aire llamaron su atención. Pero un lugar tan solitario y ese hombre con ornamentos e instrumentos extraños, sólo le daban a entender algo: "peligro". Su forma de reaccionar ante los riesgos al contrario del resto de la humanidad era quedar paralizada, en vez de correr.
Se acercó este veterano, mientras recitaba lejanos cantos religiosos:"helados a mil, a mil, a mil, helados a mil". Era un sujeto suspendido en el tiempo, eterno vendedor de helados. Paralizada, sin mover siquiera un dedo, respirando con dificultad, pensó lo peor.
-Como eres una niña tan bonita te voy a dar uno gratis- con una sonrisa paternal dijo el demente.
Viendo que la niña no respondía, tomó la paleta, la abrió él mismo y se la puso en frente a sus labios. Catalina, sin saber cómo reaccionar, pensó: "seguirle la corriente o mi vida". Con extrañeza saboreó esa paleta tan anaranjada, anunció el sabor dulce y poco a poco se fue apoderando esa sensación de su cuerpo. Primero pasó por su lengua, descendió por su esófago y llegó a algún lugar inesperado, invadió de felicidad su interior. Una sonrisa se dibujo en su rostro y quiso comunicarlo, pero seguía paralizada. Un tic tac lejano rompió el encanto, era un antiguo reloj de la colonia suiza que anunciaba la hora, eran las seis y media. El vendedor de ojos azules miró con nostalgia al occidente, queriendo decir algo sus ojos se humedecieron, pasó salibo y pudo pronunciar palabras que quedarian grabadas en la memoria de esta niña: "vendo paletas naranajas, porque no pude volverlo a ver". Una sensación de fraternidad y compañerismo surgió, miraban a lo lejos como olas calmas que se mueven en la tarde. De repente, las fuerzas especiales irrumpieron el lugar, gritaban: "quédese ahí, tírese al piso". Catalina casi llegando al paro cardíaco, sintió su vida perdida, intentaba explicar, pero nada servía. Los seres de las fuerzas especiales, junto con sus asistentes bioE apuntaban a la cabeza del anciano, se acercaron y lo detuvieron. A la niña la protegieron y custodiaron hasta su casa. No entendía nada, hasta que los medios de comunicación anunciaban con festejo que el terrorista había sido atrapado. Un anciano, avergonzado, con lágrimas en los ojos, comparecía ante un jurado, por posible terrorismo energético. Si Catalina tenía culpa, ahora, moría por ella.

lunes, 27 de septiembre de 2010

La cometa terrorista

Las nubes amarillentas cercanas a los cerros del oriente, inspiraban a Catalina a dejar volar una cometa. Brandy, corría tras las mariposas y Marcela miraba absorta las líneas del metro. Tubos de color blanquecino atravesaban la fría ciudad. El viento parecía soplar cada vez con mayor intensidad, de repente, una ráfaga tiró de la cometa y la sumergió en nada más y nada menos que el núcleo azul; los nervios se hacían evidentes en su tiritar, simultáneo al temblor de sus rodillas... Parecía un mal sueño, quizás ese tipo de cosas que nos suceden de adolescentes y nos cambian para siempre.
Brandy, que nunca perdía ninguna pertenencia, corrió tras la cometa, escabulléndose en los árboles color esmeralda. Catalina dudaba si dar el primer paso, pero un amigo es un amigo y dejar ir a su compañero, sería perderlo. Marcela, que nada tenía que ver, llena de furia y con mil reclamos por hacer, no le quedaba mayor escapatoria que ir tras el perrito, Catalina y la cometa. Se enfrentaban a fuerzas inusuales, acababan de retar a las fuerzas armadas de la ciudad. La cometa para su mala suerte se deslizó por entre los canales bioeléctricos de comunicación, los encargados de conectar las tres esferas de tamaños titánicos que brillaban. Eran visibles desde cualquier lugar y a menudo la prensa les ponía el adjetivo de: "corazón de la ciudad"; imposible explicar cómo pero el animalito violó las barreras de seguridad, había pasado a la policía especial, las grandes compuertas, las cámaras, las alarmas, entre otros tantos sistemas diseñados para que nadie osara destruir semejante obra de infraestructura humana. A un paso de la cometa, el canino tíró de la Pita, para mala suerte de las niñas, la cometa estaba ligada a una palanca de regulación de presiones, de nada más y nada menos que de los canales de conexión mencionados. La ciudad quedó completamente a oscuras y una de las esferas titilaba como si fuese a morir. La ansiedad hizo colapsar las calles, los restaurantes, los centros comerciales y cualquier actividad humana se llenó del miedo que cargaban por años: "estar sin energía".
Algunos y algunas lloraban, oraban y rogaban porque nada le pasara a Blue Energy Plant (BEP) sin embargo la mayor ansiedad la tenían este par de amigas al ver que Brandy era seguido por las fuerzas especiales; un silencio descomunal se sentía en el metro de la ciudad, que seguía andando con la energía de reserva, el cual parecía un gusano brillante en medio de la oscuridad; el corazón latía similar al ritmo de un violinista que pierde una cuerda, corriendo, sin pensaro, recojieron al perrito,
se tomaron de la mano y se fugaron. Las alertas de la urbe se habían activado y la prensa ya anunciaba el famoso terrorismo energético que tanto desvelaba a políticos, famosos y militares. Con cada paso que oían, se encontraban pasos más cerca a la muerte o a prisión. Los robots de registro aéreo, paseaban desesperados buscando a l@s culpables. Uno de ellos, color blanco, con mirada despiada las logró encontrar. Posó su mirada sobre el perrito y disparó. Catalina en un momento de valor se lanzó al piso y Marcela, muy a su estilo, golpeó a la máquina con una vara de madera. Se refugiaron en una cueva, quizás donde nunca las encontrarían y vieron a los soldados en su locura disparar al horizonte. La vista que tenían desde la cueva, era hermosa, aunque por verguenza, ninguna de las dos lo manifestaría. Era la gran barrera de plomo en la zona occidental hacia donde veían. Las nubes rojas en la punta parecían arrancando versos a la fuerza de la boca de alguien pero no era lícito hablar de ese lugar.
Por su lado los medios hacían hincapié en hechos similares ocurridos casi medio siglo atrás, llamado por los habitantes de la época "apagón". Algunos lo recordaban, claro que en el nuevo contexto, eran vistos como veteranos de guerra, memorando las injusticias de la vida. Carlitos, el hermano de Marcela veía con extrañeza la tranquilidad de su abuelo.
-¿por qué no estás asustado como mi mami?- le preguntó
-porque soy de otra época- le respondió con cierto sarcasmo.
El niño se conformó con esas frases, creyendo que sería otra locura senil de aquél hombre pálido. Lo cierto es que su época fue otra.
A medida que la noche perseguía el cielo, los vivos y vivas, los muertos y muertas, miraban el cielo con una ternura, una pasión, un romance casi extraño, se fijaron que había nubes de colores y por alguna extraña razón, sintieron pasión. Los ancianos, los pocos que quedaba, sentían miedo. Y los políticos, sabían que tendrían que tomar acciones, algo similar no podría suceder, nunca jamás. Detenidos en el tiempo, el cielo fue el protagonista, l@s espectador@s adoraban con su silencio aquellas manchas que pretendían simular ese extraño fenómeno que los mayores llamaban arcoiris.
Cogidas de la mano, en la cueva, con el corazón de Brandy a mil, la cometa, el perro y las dos niñas, sentían que no podía haber nada mejor que la dulce oscuridad, ésa que daba paso al extraño fenómeno, más intensamente marcado al occidente. No entendían mucho, pero la barrera de ese lugar, la de plomo, cobró protagonismo, pues era donde se encontraban las nubes rojas.
Desesperado el presidente anunció la calma y al parecer, había más dudas, preguntas e inspiración que ganas de tranqulidad. Desesperados, congresistas, senadores y otros tantos políticos como los dos ministros de de defensa (defensa magnética y nuclear) y el de medio ambiente, tendrían que tomar "más acciones".
Ell@s soñaban, mientras otr@s se desesperaban.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Paz y ancestros

Hay y hubo culturas que adoraban y adoran a sus ancestros. Esas pequeñas cicatrices que cargamos de nacimiento cobraban significados especiales y como diría F: tienes que seguir tu propio camino.

Desde nacimiento venimos con un texto que se escribió con la tinta más liviana sobre nuestras pieles. Las lágrimas de seres anteriores a nosotros, sus cargas, sus alegrías, sus percepciones del mundo. Amo la lluvia, adoro la lluvia y los días nublados, pero cuando estoy triste la lluvia suele ser el poema mal escrito, con grietas en sus letras, por donde nuestra melancolía estalla, nuestros ojos sólo son acuíferos llenos de presión.

Miro hacia atrás y entiendo, poco a poco, pero voy entendiendo, el miedo a la pobreza, la esclavitud, la sensación de desarraigo, el abandono, la orfandad y otras tantas cosas que se dibujaron sobre esta tierra antes de que yo existiera. Por otro lado veo a esos seres luchando, amando, creyendo, invocando a sus dioses. No me los quiero quitar de encima, al contrario quiero devorar a mis ancestros, así como Saturno devoraba a sus hijos, quiero hacerlos parte mía, célula por célula, recuerdo por recuerdo, quiero ser la integral y no la derivada, quiero ser el área y no la pendiente, la planicie, no el río, simplemente llevarlos tan dentro de mi corazón, para que la paz se instaure en el reino de mis sentimientos a través de ustedes.

Recuerdo una y otra vez, una y otra vez, ese camino blanco para llegar hacia ti, recuerdo los truenos, el camino a lo lejos se veía oscuro, pero los truenos iluminaban el camino, los perros nos ladraban sin embargo yo no tenía miedo... No tuve miedo. Llegamos una noche, hacia nuestro pasado, mi compañía, la mujer que me ha acompañado a lo largo de vidas pasadas, futuras y toda mi vida presente.

Los quiero amar, te quiero amar, quiero perdonarlos y por ello perdonarme, quiero que se halla abolición del dicho "retroceder ni para coger impulso". Los deseo, los quiero, los busco entre mis pesadillas nocturnas, como carro de la séptima, que a más de cien kilómetros busca la infinidad. Bolardos llenan esta ciudad, así como el campo estuvo lleno de árboles, las mis nostalgias de mi corteza serán cerezas, muchos melocotones que caerán a la tierra para que las lombrices sedientas se nutran. Seré el agua, el manantial, donde los guerreros lleguen a beber, seré la luz, el amor, la cura, seré la maternidad, la protección y la seguridad, la juventud eterna, seré el destello, la aurora boreal, seré el pingüino, el oso polar, el delfín, el hada, la madre, el hijo, la hija, el padre, el abuelo, seré todo lo que no soy... para volver a ser.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Estrella

Hoy vi la noche, como un día te econtré a ti. Últimamente no sé qué me sucede pero he comenzado a memorar la gente que valió la pena, aquella que me cambió para siempre y dejará su ritmo celeste en mi forma de bailar en la lluvia. Ni siquiera mis amigos más cercanos me han visto llorar herido de amor, ensangrentando el teclado de lágrimas ligeras, pero al mismo tiempo arteriales. Recuerdo que hablábamos de muchas cosas, sin embargo todo era tan mágico, desde el anonimato de nuestras identidades hasta la manera tan genial de entendernos.

Un día, más bien, ése día que cambiará mi biografía por mucho tiempo, estabas tú ahí. Un teclado sirvió de medio para hacerte llegar mi fragilidad, como a nadie se la había hecho llegar. Recuerdo que te conté frustración por frustración, mientras se humedecía el sendero y como Alicia en las maravillas me ahogaba en lágrimas. Una vez me dijiste que cuando veías la luna te acordabas de mí, vaya halago, yo, no sé porqué, pero me acordé de ti... con mucho cariño... y nostalgia. Nunca más volvía a saber de ti, es más, desapareciste.

La noche es hermosa y extensa y tú, tal vez eres como tu seudónimo, una estrella en el firmamento para recordar con misterio y cariño... estrella.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Despedida

Ana sentía que los violines de la iglesa atiborraban su memoria. Toda esa historia dulce como las cerezas, llena de color y encanto, estaba a punto de terminar. No había marcha atrás, mirándose a los ojos, captaron ese segundo, ese instante y lo atraparon para la posteridad. Ella no se vestiría de luto, aunque sabía que sería la última vez que vería a David. Estaban decididos, era lo correcto, era lo necesario, noches enteras de meditación hicieron que en lo profundo de sus seres sintieran ese impulso a asesinar esa historia.
Frente a frente, sin ningún reparo, el anciano sacerdote le preguntó a David:
-¿aceptas?-
A lo que él respondió-aceptó padre- un nudo en la garganta hizo que surgiera en sus entrañas un llanto incontrolable.
El cruel sacerdote preguntó de nuevo, esta vez a Ana
-¿aceptas?-
con los ojos llenos de océanos de soledades futuras, ella respondió
-sí acepto padre-
Respiraron por última vez, ese momento quería ser largo y eterno, quería ser sendero sin fin. El enorme vestido blanco se mancho de ausencia, mientras cada uno susurraba al oído del otro amor eterno.
Él le dijo-te amo-
ella respondió-fui feliz-
-puede besar a la novia- dijo el servidor.
Se besaron apasionadamente sellando su despedida, a sabiendas de que el matrimonio matar{ia la perfección de su noviazgo, renunciando a ser jóvenes eternamente, dejando de lado todos los parques taciturnos y las caricias compartidas. Mientras la gente aplaudía porque en el altar se unían dos almas, ambos lamentaban que ese beso fuera el rito para decirle adiós al amor.

martes, 7 de septiembre de 2010

Luis Eduardo




En una clase nos acaban de mostrar la imagen de Saturno. Pensé en ti, recuerdo que mirábamos los modelos del sistema solar y tú siempre me decías que era tu planeta favorito. A decir verdad a mí también me gustaba, pero por cuestiones de orgullo a veces elegía júpiter o cualquier otro, que también me gustara. Es extraño, eso fue hace tanto tiempo, tendríamos cinco años y no lo vas a creer se me humedecieron los ojos recordando. Recordando que alguna vez pude llamar a alguien: "mejor amigo"...

sábado, 4 de septiembre de 2010

Las brujas y los hombres

Recuerdo cuando en "Conversaciones con Violeta" de Florence Thomas, la autora dice: "por lo menos sabemos volar".

Cuando la inquisición comenzó a perseguir a las mujeres, porque no perseguía brujas, perseguía mujeres principalmente, argumentaba que en las noches salían desnudas a los bosques para encuentros, famosos encuentros llamados: "aquelarres".

Abro facebook, lo primero que encuentro es un test sobre posiciones sexuales que uno de mis contactos tomó. Lo único que pude hacer fue suspirar con cierto tono a reclamo. Me queda pensar lo siguiende: "los hombre se pierden de mucho". Uno podría decir que la igualdad constitucional de los dos sexos, permitió que experimentáramos nuevas realidades, que decosnstruyéramos modelos hombre y mujer pero últimamente he notado que no es cierto. Hay una injusticia sexual generalizada, la forma en la que unos y otros viven la experiencia de inter-relación es bastante injusta con el género masculino. Las mujeres, son unas terratenientes de la piel, saben explorar los caminos del tacto, del olfato, de la imaginación y por qué no, de otros mundos. Por su lado y sin desprestigiar a nadie, creo que los hombres se negaron esa oportunidad... es lamentable la falta de creatividad, sensibilidad y sutileza con la que viven la experiencia. No voy a ser un sacerdote que les diga a los seres cómo vivir su "intimidad", valga el término eufemístico, pero sí me doy el lujo de decir a los cuatro vientos: "se pierden de mucho".

Por eso en concordancia con el libro citado: por lo menos ellas vuelan.