lunes, 5 de diciembre de 2016

El Mundo de Afuera


"El Mundo de Afuera" es una novela de Jorge Franco. Sobre ella ya escribí una reseña. Hoy vengo a escribir sobre los niños.

Mi estado de ánimo terminó de bajarse cuando vi en las noticias que Yuliana Andrea Samboní de siete años fue encontrada muerta y con signos de violencia sexual en el edificio Equus66 en barrio Rosales. El 4 de diciembre fue secuestrada por una camioneta de alta gama en Bosque Calderón. Se especula que el agresor fue un reconocido arquitecto que se encuentra internado por una sobredosis.

Los barrios son antagónicos, Rosales está enclavado en las montañas y tiene uno de los metros cuadrados más costosos del país. Bosque Calderón queda justo al lado, lleno de casitas humildes. En alguna ocasión en la noche, tuve que visitar a un compañero para ir a un concierto y por equivocación terminé en Bosque Calderón. Sentía que el corazón se me iba a salir.

Hace unos días caminábamos con unos amigos por los cerros y tuvimos que atravesar Bosque Calderón, ellos estaban asustados y no sabían dónde estaban. Cruzamos una cuadra y llegamos a Rosales y sentimos calma.

No pretendo apostarle a la crónica barata que dice que los ricos son malos y los pobres son buenos. Hoy quiero hablar de la niñez. 

Durante los últimos meses he tenido un debate muy fuerte conmigo mismo sobre si deseo o no deseo en un futuro adoptar un hijo o alquilar un vientre. Creo que los niños con mucha ventaja, incluida su inconsciencia, son lo mejor de la especie humana. Es cierto que hay noticias donde son los que apuñalan y matan fríamente, lo sé, ellos también pueden ser el agresor. Pero son lo mejor porque a muchos nos hacen mejores.

Y cuando pienso en si algún día seré padre, si podré darles materialmente lo que necesitan, si llegaré a la casa a hacer escándalo y a desquitarme con ellos. O si por el contrario, les contaré historias de venados, estrellas transparentes y jugaré escondidas en las noches. Entonces contemplo el mundo y siento miedo. Pienso que es un acto de egoísmo traerlos a un planeta que se plantea como el más avanzado desastre ¿sólo traería a un niño para satisfacer mis deseos personales?

Pienso cómo debería criarlos. Si tendría que seguir el mito de todo padre que es amarlos fuertemente y creer que no sufrirán. Y siempre sufren ¿la pregunta es cuánto es suficiente? ¿Cuánto es tolerable para que sufra un niño? Y el caso de Yuliana me deja sin aliento. Así como hay quienes sienten absoluta ternura y entrega por los niños, hay quienes los desean, quienes desbocan sobre ellos sus enfermedades. Hay víctimas y verdugos.

Y comprendo al protagonista del libro "El Mundo de Afuera" que construye una casa que parece un castillo y refugia a su hija con juguetes y conejos mitológicos con cuernos, en un jardín, lejos del país traqueto, corrupto y pendejo en el que me dio por nacer. También recuerdo al otro niño que se enamora profundamente de ella, que parece bisexual, que es pobre, que crece, que secuestra y mata al padre de la niña.

Es para quedarse sin palabras.



No hay comentarios: