Fuente de la Foto: Die Tagespost
Vi esta película en uno de los teatros de Darmstadt con un amigo a quien no veía hace meses. El documental comienza con imágenes de Riefenstahl escalando una montaña, supongo que son de su propia película que además protagonizó: La Luz Azul (Das Blaue Licht). Luego se proyectan imágenes de los desfiles del Tercer Imperio de Hitler. Los encuadres, la geometría, el desplazamiento de la cámara, todo es tan limpio. No se puede negar la capacidad técnica de Riefenstahl.
Y justamente después se presenta a Riefenstahl explicándolas. Siempre hay tensión en sus explicaciones. Siempre intenta justificar que el 90% de la población era nacional socialista y que ella sólo hacía su trabajo. Su posición es curiosa, pues acepta haber sido parte de ese mundo, inclusive, de haber sido una persona reconocida en esa época pero cuando los periodistas mencionan los campos de concentración o su posible afiliación con los nacional socialistas, estalla y pierde el control.
El documental a menudo contrasta las declaraciones de Riefenstahl. Ella afirma que nunca tuvo más contacto con los miembros del nacional socialismo pero tiene fotos con ellos. Dice que no sabía nada de las desapariciones de judíos y minorías, y de repente salen fotos de ella cuando compartió con gitanos y en una de las fotos, aparece preocupada y llorando. Habla de sus fotos de los Nubas en Sudán, dice que no necesitan dinero y muestra las imágenes que capturó. Sin embargo, el detrás de cámara presenta a una mujer con un pito y tirándole dulces a los niños para que hagan lo que ella quiere. Durante la película no es claro si ella quiere negar lo que vio por su propio bienestar personal o si ella tiene algún tipo de trauma que le impide ver la realidad.
Al final muestran imágenes con su compañero de vida, Horst Kettner. En esa época se fueron a Sudán con el objetivo de conocer a los Nubas, la tribu de los hombres más hermosos del mundo. Ahí fue cuando mi cerebro hizo clic: Año 2008, clase de Ortografía con Andrés Hurtado García. Nos solía contar historias de sus viajes por el mundo después de dictarnos párrafos de "La Boba y el Buda". Una tarde nos contó que en uno de sus viajes a Alemania quiso hablar con Riefenstahl. También nos contó que cuando a ella le contaron que los hombres más hermosos del mundo eran negros y vivían en África, se vomitó. Luego le mostraron fotos de dos adolescentes Nuba y se impresionó por sus cuerpos, entonces decidió conocerlos.
Volví a concentrarme en el documental. Leni ha envejecido e insiste en que le borren con edición los surcos nasogenianos. Le muestran imágenes del ataque de los neonazis a un complejo de apartamentos de refugiados en Rostock. Ella afirma que le parece espantoso que le hayan hecho eso a niños y mujeres. Luego el periodista intenta profundizar en las preguntas y Riefenstahl se enfurece, y furiosa afirma que ella no es ninguna neonazi.
Al final queda la pregunta abierta de qué tanto de la filosofía nazi había realmente dentro de ella y qué tanto de su absolución tuvo que ver con su manera audaz de presentar las cosas.
Fue un excelente documental, lleno de contrastes y que logró capturar la complejidad de las personas que vivieron en el nacionalsocialismo y que se beneficiaron de él.
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