miércoles, 12 de mayo de 2010

A mis muertos.

Memoria I

Creo que es una manía escribir una y otra vez a los que susurran al otro lado de tu puerta.
Los cementerios se llenan de rosas, lo único que me quedan son memorias y el viento que sopla. Señales que sigo como un luciérnaga esperanzada en la luz, como polilla dispuesta a todo por llegar. Cada esquina, cada cuadro, cada repisa oscura en mis ojos carga un poco del polvo del pasado. Miles de dudas, tristeza innegable, pero más que el dolor, lo que hace que la mirada se estire es esa sensación de lo inacanzable.

Aquella noche viajábamos ella y yo, en medio de este campo misterioso, ese campo lleno de relampagos y fincas vacías. Figuras nocturnas acompañaban nuestro caminar con su compás a silencio. El camino parecía iluminado por el reflejo de los rayos, veía miles de figuras, todas me asustaban. Cada cuanto un perro nos quería atacar, pero yo sabía que algo o alguien me protegía, no sé qué, es eso mismo que me mantiene vivo.

Llegamos finalmente, habiendo cruzado el océano de pasto y casas silentes, para ver tus ojos. Ahí estabas.

Recuerdo que cuando me saludabas me besabas la mano, nunca vi un hombre que hiciese eso, por lo menos en este país. Me siento tana vergonzado, no sé quien habrás sido para los demás, pero para mí, eres alguien muy especial. Lamento si fui distante... lo siento.

Las últimas palabras en el plano físico que recuerdo haberte dicho son: "porque nuestro amor va más allá"
...

Memoria II

Si te soy honesto creo yo no te agradaba mucho. Aunque tengo bonitos recuerdos tuyos, eso es lo que más me intriga en este camino. Recuerdo que la nave negra, que a nadie le prestabas, sólo me la dabas a mí, a cambio de un beso en tu mejilla. La condición es que yo te debía besar en la mejilla que llenaras de aire, pero cuando lo intentaba, pasabas el aire al otro lado de tu boca, de modo que interminablemente tenía que llenar tu rostro con mi cariño infante.

Una vez te delaté ante mi papá y me arrepiento de eso. De hecho ahora que lo pienso, creo que quizás eso fue lo que nos alejó, lo que no permitió que volvieras a jugar conmigo el juego de la mejilla.

Lo siento, una y mil veces. Ya sabes, cuando estoy nervioso soy imprudente. Y nada me pone más nervioso que la gente que quiero.

El día del adiós, recuerdo que llegó la noticia de forma muy precipitada. Él no soportó las lágrimas y en el velorio, no sé qué pasó (nunca lloro en público) pero de mis ojos brotó una catarata, casi tan pendiente como la del Ángel. Lloré mucho, tanto como tu madre adoptiva. Y sabes, creo que ella entendía lo inexhorable que era para mí verte partir. Aquel momento en que ella se levanto y me abrazo... me duele escribir... sentí algo tan extraño, como si todas mis penas fueran acompañadas y en su gimoteo no pude escuchar lo que me susurró.

Unos años después, mientras lloraba, sonó aquella canción.

MemoriaIII.

Me era difícil comprender tu temperamento, me era difícil entenderte del todo, sin embargo eras alguien dulce, alguien impulsivo, pero tierno. Pocos recuerdos tengo de ti, salvo muchos dulces, muchos viajes, salvo que en cierta medida, te gustaba que todos estuviéramos juntos.

Dentro de las cosas que más me causan gracia está aquella ocasión en que sentí curiosidad por saber cómo se sentía tu piel y deslicé mi mano hace el asiento de adelante, tocando tu rostro por un momento, sentí que alguien me retiró la mano de manera abrupta, pero por lo menos sé algo, tendré por mucho tiempo un recuerdo táctil de ti.

Y aquel día, en que alguien quiso hacernos sentir mejor, sin percatarse de mi sensibilidad. Nos dijo que dijéramos cosas que recordábamos de ti. Y de nuevo sucedió, esa cosa que tanto me humilla... llorar en público.

La gente estaba extrañada pero así somos los venados... nerviosos, impredecibles.

Memoria IV

Nunca me alcanzarán los días para darte gracias, tampoco para pedirte perdon. Debo decir pedirles, sin embargo aún no me acostumbro. Llegaste a mi vida tras una muerte. Siempre había querido obtener un ser como tú. Eras fantástica, eras verde, naranja, fuerte, eras dulce, hermosa y ese movimiento de cabeza que hacías al comer, vaya que era lleno de tu belleza.

La vida, no quiero hablar mucho de ustedes, porque me duele y me duele mucho. El ser humano, nosotros los seres dominantes, somos implacablemente inconscientes del daño que les hacemos. Vivimos una vida creyendo que nos pertenecen.

Ese día descubría una gran verdad: mi corazón era tuyo. Nunca fuiste mía, pero mucho de lo que amo está con ustedes, contigo. Si alguna vez la vida me da la oportunidad de enmendar la tortura que he causado, sin excusarme por ser de mi especie. Espero estar a la altura.

Memorias.

¿qué decir de ti? tenía tres años, conocía poco, entendía poco. Sin embargo miro tu foto y aquella crucecita y siento que nuestros destinos de alguna forma están libres y cruzados.

A ti, poco, poco conocemos a quienes nos quieren. Después de enterarme, sentí una lucecita en mi interior, signifiqué algo para ti.

A ustedes, sólo les puedo pedir perdón. Porque mis errores son muy difíciles de reparar. Espero algún día poder tener el poder de asumirlos y emprender un viaje a la reparación, como se dice en Colombia, Justicia Y Reparación.

Todos ustedes, muchos sin cuerpo, significaron no sólo mi pasado, sino también mi presente. No pongo todas mis memorias, porque es difícil para mí y creo que de nuevo terminaría llorando en público. Agradezco lo que fueron... agradezco lo que son, son el sol de mía y las estrellas de mi noche. Están vivos, sólo que en otro nivel.

no voy a decorar nada, diré lo que debo, quiero, tengo que decir y espero que sepan que estas palabras significan más que todo lo anteriormente escrito.

L@S AMO

1 comentario:

Vía Morouzos dijo...

Desgarrador y hermoso..."Tendré por mucho tiempo un recuerdo táctil de ti"... "Me duele escribir"... Siento la esencia de la vida en cada letra...

Un abrazo Vicky!!