domingo, 26 de septiembre de 2010

Paz y ancestros

Hay y hubo culturas que adoraban y adoran a sus ancestros. Esas pequeñas cicatrices que cargamos de nacimiento cobraban significados especiales y como diría F: tienes que seguir tu propio camino.

Desde nacimiento venimos con un texto que se escribió con la tinta más liviana sobre nuestras pieles. Las lágrimas de seres anteriores a nosotros, sus cargas, sus alegrías, sus percepciones del mundo. Amo la lluvia, adoro la lluvia y los días nublados, pero cuando estoy triste la lluvia suele ser el poema mal escrito, con grietas en sus letras, por donde nuestra melancolía estalla, nuestros ojos sólo son acuíferos llenos de presión.

Miro hacia atrás y entiendo, poco a poco, pero voy entendiendo, el miedo a la pobreza, la esclavitud, la sensación de desarraigo, el abandono, la orfandad y otras tantas cosas que se dibujaron sobre esta tierra antes de que yo existiera. Por otro lado veo a esos seres luchando, amando, creyendo, invocando a sus dioses. No me los quiero quitar de encima, al contrario quiero devorar a mis ancestros, así como Saturno devoraba a sus hijos, quiero hacerlos parte mía, célula por célula, recuerdo por recuerdo, quiero ser la integral y no la derivada, quiero ser el área y no la pendiente, la planicie, no el río, simplemente llevarlos tan dentro de mi corazón, para que la paz se instaure en el reino de mis sentimientos a través de ustedes.

Recuerdo una y otra vez, una y otra vez, ese camino blanco para llegar hacia ti, recuerdo los truenos, el camino a lo lejos se veía oscuro, pero los truenos iluminaban el camino, los perros nos ladraban sin embargo yo no tenía miedo... No tuve miedo. Llegamos una noche, hacia nuestro pasado, mi compañía, la mujer que me ha acompañado a lo largo de vidas pasadas, futuras y toda mi vida presente.

Los quiero amar, te quiero amar, quiero perdonarlos y por ello perdonarme, quiero que se halla abolición del dicho "retroceder ni para coger impulso". Los deseo, los quiero, los busco entre mis pesadillas nocturnas, como carro de la séptima, que a más de cien kilómetros busca la infinidad. Bolardos llenan esta ciudad, así como el campo estuvo lleno de árboles, las mis nostalgias de mi corteza serán cerezas, muchos melocotones que caerán a la tierra para que las lombrices sedientas se nutran. Seré el agua, el manantial, donde los guerreros lleguen a beber, seré la luz, el amor, la cura, seré la maternidad, la protección y la seguridad, la juventud eterna, seré el destello, la aurora boreal, seré el pingüino, el oso polar, el delfín, el hada, la madre, el hijo, la hija, el padre, el abuelo, seré todo lo que no soy... para volver a ser.

1 comentario:

foton dijo...

No me cabe duda de que el pasado es importante para cementar el presente. Asi como el presente es necesario para cementar el futuro.

Pro no me gusta manosear mucho el pasado. Prefiero vivir el presente y pensar en el futuro.

Asi mismo siempre busco y encuentro solucuiones para cada uno de los problemas que se me presentan el vida. No soy de esos que se ahogan en un vaso de agua.

Tus reflexiones como siempre tan interesantes, me impulsan a continuar usando mis celulas grises, como diria Poirot...:)

Un saludo.

PD: me has dejado muy intrigado con aquella pregunta: "¿quién te ha probado que eres un humano?"