Ellos hablan de cuerpos, ellas hablan de uñas. En esa algarabía de palabras, cuyos significados, ellos y ellas desconocen, se confunden las miradas, entonces el vacío reina. Qué ambiente tan hostil dice el petirrojo, qué pequeña la humanidad dice la paloma ¿a quién le echaremos la culpa de esta tragedia?
Que te toquen, el alma... Que te abrasen, en palabras... Que alcancen ese punto donde los que mejor te conocen no se atreven a pasar. El neón de tu alma, ese verde atardecer que le niegas a la gran mayoría, reservado en un sitio exclusivo para quién sabe caminar el laberinto de tus heridas. Que te hagan el amor, que te llenen de aromas inolvidables en la cúspide de la montaña. No llores, no lamentes... Ése, el que camina silencioso y con dos palabras te convence de las bondades de la vida, a ése tienes que mirar, porque el viento no canta dos veces, y el fuego no perdona la falta de fe.
lunes, 26 de noviembre de 2012
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3 comentarios:
Tienes razón, Vicky: quien te toca el alma así es quien te conoce en profundidad, te acepta y te ama...
Soy afortunada porque tengo alguien así en mi vida.
"ellos y ellas desconocen". Esta maldita sociedad hace que yo ya no pueda saber si ese desdoblamiento era un recurso literario o tiene una intencionalidad "de género". Maldita manipulación de masas.
El texto por lo demás me ha gustado.
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