domingo, 2 de diciembre de 2012

Sentado


Este lugar por estas fechas es casi tan solo como las almas desahuciadas por un mundo que olvida fácilmente. Entonces al pensar en ti, tan insistentemente, me doy cuenta que esa promesa que le hice a mi corazón la estoy rompiendo. Quién lo creyera, yo que hasta hace unos días parecía protegerme de la vida como un erizo, estoy dejando caer mi espinas; me estoy desnudando ante una vida en la cual el aire gélido nos puede inducir pulmonía. 

Simplemente me queda recordar, poquito a poquito (como el ave que recoge migajas) mi pequeño problema. Prometí no abrir el corazón después de descubrir que mi mundo era una fantasía, pero es tan difícil para mi centro sentimental declararse zona de barbecho. Me crecen lianas en las tapias de las emociones. Soy receptáculo de pulsaciones tan fuertes, que tengo miedo. Temo que ese mensaje que me dio el universo en la cafetería en la cual me negué a saludarte, sea cierto: "amor perfecto". Es curioso, transité montañas para encontrarlo y ahora dudo.

Sólo mi alma sabrá... Sólo mi alma sabe.

Haré mi mayor esfuerzo por no perder esta vez la noción de la realidad. Pensando en JK...

Lamento si te he lastimado con mi frivolidad, tengo mucho miedo.

2 comentarios:

Elena P.G. dijo...

Cuando los sueños se convierten en realidad solemos llenarnos de miedo, porque nos cuesta creerlo y pensamos que, quizás, no estemos a la altura.
Pero tu alma sabe...

Vía Morouzos dijo...

En ocasiones así siempre digo, "Hazlo", "Arriésgate". Mejor vivirlo aunque termines malherido, que dejarlo pasar y arrepentirte de no haberlo hecho. Este momento nunca vuelve. Un abrazo, Vicky.